lunes, enero 24, 2011

La franqueza del juez

Algunas personas dicen, con mucha soltura, “soy franco y directo. Digo las cosas que siento y al que no le guste que se embrome”. En un mundo tan pleno de hipocresías y mentiras, parece que es una virtud el hacerlo así. Sin embargo, lo cierto, que esas personas se olvidan de un pequeño gran detalle: no somos propietarios de la verdad y lo que decimos así, a boca de jarro, no necesariamente será una verdad, sino hasta puede ser una mentira, un error o, también, una estupidez sin más. Sin contar que lo que se puede decir sin pensar y, valga aclarar, a veces sin sentir –pensando que sentir es partir un poco del pensar que el otro también existe- no es más que una forma de ver las cosas y, quizás, de construir lo que el otro puede o no ver, pero también una manera de destruir lo que el otro intenta.
Los jueces, por lo general, son los que deben determinar sentencias. Ellos, según la tradición jurídica, hablan por sus sentencias. Esto, quiere decir, en definitiva que de sus bocas sale lo que es, según su óptica y que, muchas veces, debe aceptarse como el patrón que define las cosas que están en juego. El juez analizará mucho o poco, tomará en cuenta lo que la ley establezca o no, sumará, o no, su sentido común, y emitirá sentencia. La sentencia del juez no implica compromiso, es más, cuanto menos compromiso tenga con aquel que es juzgado, más fácil será poder emitir una sentencia cierta. Siempre en la teoría, aclaremos.
Pero la vida cotidiana no nos pone a personas con las que no tenemos compromiso. Sino personas con las que decidimos hacerlo o no. El juicio, entonces, debería perder su gesto cotidiano para convertirse en una actitud más solidaria, más colaborativa, más, valga la redundancia, comprometida con el otro, quien ya no es el juzgado, sino el que nos da diálogo.
Decir la verdad sobre lo que sentimos, creemos y pensamos, o intentarlo seriamente, es algo que podemos esperar conseguir y, sin dudas, intentar seriamente hacerlo. Pero no confundamos, con nuestra mejor intención de decir la verdad sobre lo que pensamos, sentimos y creemos sobre nosotros y los demás con el peso de la sentencia que muchas veces aplicamos a esa idea de franqueza que algunos utilizan. La diferencia, sin dudas, está en una idea de compromiso, muy fuerte que, siempre es individual, es decir, yo con el otro y no, necesariamente, reciproca.

sábado, enero 08, 2011

Horóscopo 2011




Este año que se inició la previsión indica que será un año de mucho trabajo, de mucho placer, con muchas oportunidades para ser feliz, con algunas lágrimas y, también, con algunos desencuentros. Habrá que utilizar toda la creatividad posible, la cual se multiplicará en la medida que se vaya utilizando. También será necesario mantener la templanza frente a las inevitables contrariedades que nos cruzarán y aquellos, que contrarios, se nos cruzarán. Será muy importante exaltar, utilizar y fomentar la ternura como un nutriente prioritario en nuestras relaciones próximas y, porque no decirlo, en las otras también.
La asertividad será, sin dudas, el ingrediente que no deberá faltar en cada momento. Se estima que, a pesar del cansancio que puede surgir en varios momentos del 2011, las fuerzas se renovarán con los pequeños detalles que condimentan la vida: una lectura enriquecedora, una conversación estimulante, una película del corazón, un baile del cuerpo y del alma, una risa convencida y profunda, porque no decirlo, un orgasmo pleno, un abrazo de aquellos que nos abrigan el espíritu y unas caricias –ofrecidas y recibidas- sublimes. Por ello se debe estimular las mismas dejando que las situaciones fluyan y aparezcan.
Es importante para este año protegerse de aquellos que no saben compartir y de aquellos que tienen una tendencia a ser un lastre y un freno para nuestras verdaderas ambiciones: ser felices, productivos y creativos. Aunque esto no tenga que ver con otra cosa que con sentirnos vivos y tendientes a sentirnos plenos.
Este año, sin dudas, seremos capaces de ser un poco justos –como Borges lo diría (Eso me recuerda que es un buen año para leer poesía y hasta para intentar escribirla). Para ello, para ser justos, sólo será necesario procurar ser uno mismo y ofrecerlo como una ofrenda a los demás, a los que están cerca y a los que ocasionalmente cruzamos.
Sin dudas, habrá lágrimas, las mismas serán aquellas que surgen de la emoción. Algunas de ellas serán de pura tristeza y, otras, también con total certeza, serán de pura alegría. De esa alegría que surge de la convicción de disfrutar.
Este año se crecerá mucho, fruto de una dedicación suprema a nosotros mismos y a esas cosas que hacen de nosotros alguien mejor. Para ello se insiste en la necesidad de promover, desarrollar, estimular, buscar y convencerse de no desalentar ningún momento que podamos vivir.

Por lo dicho no queda más que desearnos: ¡Feliz Año Nuevo!



sábado, enero 01, 2011

Asertividad e independencia

Hoy, al inicio simbólico de algo nuevo, estas dos cualidades de los seres humanos son los deseos y pedidos para esta nueva etapa. Son como dos conquistas a conseguir. Dos conquistas que considero esenciales para el ansiado camino a la felicidad.
La asertividad se define como la capacidad de una persona para expresar sentimientos, aptitudes y capacidades socialmente aceptadas e identificadas con la autoestima y el bienestar personal. Es importante comprender que para que la asertividad funcione eficazmente y no sea un símil de asertividad la capacidad debe descartar todo tipo de agresividad. Así la persona asertiva logra hacer que los demás sepan que les escuchamos y que los entendemos a partir de allí uno puede decirle a los demás lo que siente, lo que uno quiere. La asertividad, insisto, no es agresividad. Sólo expresa lo que uno siente sin intención de imponer nada a los demás pero, impidiendo que los demás le impongan cosas.
La independencia es un intento sostenido de tomar decisiones –con riesgo permanente de equivocarse, claro está- sin que las mismas esté impuesta por los demás. No quita que la interacción con el otro nos exija ciertas decisiones. Se trata de ser protagonista de aquellas cuestiones que tienen que ver directamente con nuestro hacer, sentir, creer y vivir.
Ser independiente es dejar de vivir bajo la amenaza del otro, del que tiene el poder, real o el que nosotros cedemos por nuestra auto-estima limitada o, mejor dicho, estropeada. En definitiva el lastre para no ser asertivo. Más que deseos, por lo que pueden ver, son verdaderas empresas de superación.

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