domingo, junio 17, 2012

Infidelidad



Se entiende por infidelidad la acción de tener una relación de carácter sexual con una tercera persona sin que sea consentida por la pareja. Existió siempre. Lo que ha aumentado son: las posibilidades de ejercerla, la mayor publicidad de las infidelidades femeninas y una cierta consideración socio-cultural de aceptación o de no-condena más amplia (la masculina siempre fue menos condenada y hasta aceptada como "buena").
Más allá de la búsqueda de una causa genética (si, la están buscando en los genes), la infidelidad resulta de un modelo de sexualidad dominante (que incluye la represión en parte de la sexualidad, la construcción patriarcal de las relaciones sexuales válidas y deseables y, sobre todo, en la negación del placer femenino como hecho real, deseable y específico de las relaciones sexuales femeninas). 

Pienso que la infidelidad es un problema porque es difícil hablar de los deseos que tenemos, de escuchar las necesidades que nuestra pareja tiene, de intentar el juego sexual como un deseo real que tenemos o que debemos incentivar. Una cultura fomenta la infidelidad cuando incentiva el doble discurso, la doble moral, el evitar el conflicto como recurso y el silenciamiento de los sentimientos. 
Una pequeña aclaración, la sexualidad es propia del ser humano, su naturaleza es la cultura. La monogamia o la poligamia no están inscriptas en nuestros genes, como tampoco esta el "69". Somos de naturaleza cultural donde se canaliza lo que interpretamos como lo mejor y utilizando lo que asumimos como natural.
La infidelidad es un acto que alguien realiza contrariando un supuesto. Supuesto, pues la fidelidad no es un concepto univoco para todos y todas. Aclaremos también que al ser un acto es diferente de los celos, que en realidad son una concepción errónea de posesión (no existen celos buenos, existe celos culturalmente aceptados o socialmente tolerados).

Tenemos una sociedad donde hay elementos para que la infidelidad, entre otras cosas, exista como recurso: exaltación del erotismo como hecho colectivo y no como búsqueda real de los individuos, negación de los placeres como necesidad en si misma  sino como una exigencia del consumismo. También podemos sumar una educación sexual informal que no fomenta el diálogo como herramienta esencial para desarrollar los tres elementos claves del amor (intimidad, pasión y compromiso) y para superar los conflictos previniendo cualquier tipo de violencia. 
Por ello, insisto que mientras no realicemos una educación sexual adecuada estaremos condenados a ser incapaces de producir mecanismos para superar y contrarrestar las dificultades que existen en toda relación, inclusive la infidelidad. Hablamos de una educación sexual que promueva, desarrolle y fortalezca la comunicación como recurso adecuado para la búsqueda, obtención y mejora del placer y como llave para aspirar a la felicidad.

sábado, junio 16, 2012

Lógica



Podemos escuchar a personas –inclusive nosotros mismos diciendo, frente a una situación determinada que algo no es lógico. Pareciera que eso se refiere –con perdón de los filósofos- a la lógica entendida como que la suma de las premisas da como resultado una invariante. Una suerte de 2+2=4 (siempre simplificando).






Esta afirmación suele darse cuando lo que pasa nos afecta o afecta a alguien. No el lógico que reaccione así. Creo que todo comportamiento es una consecuencia lógica de la suma de las premisas incluidas en la proposición. Cuando vemos un absurdo, existe en realidad una lectura incorrecta de las premias en juego. Sea esto por nuestra propia incapacidad de lectura, nuestra negación de las premias dispuestas, nuestra sencilla limitación para hacerlo.
El ser humano, ya dijimos en otras entradas, es complejo por definición. Exigir la simplicidad en el otro es un intento de uso del poder (exigir una respuesta simple a una pregunta, eso otra cosa). Es difícil comprender la lógica cuando nuestra preocupación se restringe a lo que mínimamente percibimos. Valga una aclaración. La percepción es una consecuencia de cómo aprehendemos lo que nos rodea con nuestros sentidos, que capacidad tenemos para leer esa percepción y, finalmente, que habilidad tenemos para interpretar eso que leemos y la consecuencia pragmática –acción, enunciación, valorización- de ello.
A veces nos olvidamos de lo simple, las cosas son blancas o negras…..o azules, rojas, verdes, violetas, amarillas y una paleta de colores primarios y secundarios que es muy variada. En otros términos cada cosa –acción- tiene su forma, su color (metafóricamente hablando) y eso hace que le demos un valor en función de “nuestra” lógica que, ocasionalmente, coincide para bien y para mal con la lógica de los demás.




Creamos que lo que vemos como ilógico es la medida de nuestra limitación para comprender la lógica que se nos presenta a nuestra percepción. Advirtamos que intentar comprenderla implica un esfuerzo para conocer al otro. Aceptemos que comprenderla no significara muchas veces aceptarla como válida, como univoca. Sepamos que lo aceptemos o no, tendremos que decidir sobre esa comprensión. No hay desafío humano más definitivo con nuestra ética, nuestra ideología, nuestras convicciones, que hacer ese proceso con aquello que “no es lógico”.

martes, junio 05, 2012

Momentos


Un momento es un instante. Un instante en nuestra vida que se sucede con otras cosas y, también, con otros momentos. Sin dudas, hay momentos que tienen el peso de toda nuestra vida. Tal vez, porque en ese instante se conectan las aristas más importantes, aquellas que nos dan el peso de nuestra esencia. Aún cuando sólo podamos darnos cuenta después, que ese momento haya pasado, en ocasiones.
¿Qué define ese momento? Nada en especial. No es la referencia externa sino una señalización interna que, como estímulo subliminal, a veces, nos marca y nos define el camino que empezamos a hacer. No es lo que es diferente en lo que se puede contar, sino lo que es diferente en lo que se puede sentir y comunicar. Por ejemplo. Imaginemos que cenas en una ciudad diferente a la que vives y que comes algo que no estás acostumbrado a hacer, digamos Sushi. Todo eso haría pensar que ese momento sería algo que no puedes olvidar. Pero no es eso lo que define el momento. Ahora bien, si ese momento, además, es compartido con alguien que te marca en la interrelación, todo se define por esa comunicación que se consigue de forma tan concreta. Dejemos la ciudad lejana y dejemos el sushi y “volvamos” a nuestra cocina y con un sándwich anodino de queso. Podría ser menos importante como estímulo para la memoria pero seguiría siendo dependiente de la persona con quien se comparte y de cómo esa persona es capaz de comunicar contigo y tú con ella.

Un momento, siempre es trascendente, en la medida que es capaz de sentirse que hay una intimidad que se comparte en ese instante. Si eso se hace, es seguro que quedará en la memoria que nos define, en la memoria que nos guía, en la memoria que nos ayuda. Pero no como recuerdo, sino como presente vital, es decir siempre dispuesto a recuperarse, siempre presto a vivirse. Siempre independiente del lugar o de las circunstancias, siempre unido a nuestra identidad. como también, valga decirlo, independiente del otro/a. Porque valga decirlo, el momento se comparte, pero el valor que le damos a ese momento es siempre personal. Podemos desear que la otra persona sienta lo mismo, lo vea de igual modo, lo atesore como un momento vital pero no podemos ni asumir que lo hará, ni exigir que lo haga. Esto no quita, uno desea que la otra persona lo haga. Lo bueno que nuestros momentos vitales son los que podemos decidir simplemente porque han sido vitales para uno también, independiente del otro.



Cada uno soporta la música como puede. Pero todos podemos pedir: "play it, Sam".


lunes, junio 04, 2012

Viaje e imaginación




Ver fotos de viaje de otros, algunas veces, nos hace imaginar. Imaginamos en función de algo vivido, de algo pensado, de algo leído o, simplemente, nos imaginamos combinando imposibles a ver que sale. Imaginamos compartir esa escena o pensar las veces, si tuvimos la suerte, de haber pasado por ello de algún modo. Imaginamos como realidad antigua o futura o deliramos como opción de pensar en algo que sabemos imaginario. Saboreamos o lamentamos, también, lo hecho o no hecho.
En ese proceso, imaginamos. Imaginar siempre es crear. Crear implica combinar las cosas que disponemos de una forma que para nosotros es nueva. No necesariamente para los demás. Pero imaginar siempre es pensar en lo que no existe aunque podamos imaginar algo que puede ser concretamente real. La imaginación tiene que ver con lo no tangible. La imaginación tiene que ver con todo eso que está incluido en el abanico que va desde las utopías morales hasta la más mínima detalle tangible. No imaginamos algo por será verdad –aunque puede ser que lo deseemos-, ni imaginamos porque nunca podrá ser verdad –aunque podamos imaginar seres imaginarios imposibles de existencia. Sólo imaginamos, insisto, lo que no existe en nuestro aquí y ahora. Luego, en ocasiones, intentaremos darle forma, siempre con lo materiales que contamos o que podemos contar.  
La verdad que imaginar es una de las formas más humanas que tenemos de abrir senderos para poder experimentar las sensaciones que deparan los encuentros y las cosas. En ese proceso, quizás, seamos capaces de hacer realidad los sueños que pudimos imaginar.
Hace tiempo John Lennon escribió Imagine, hace un poco más de tiempo, Martin Luther King pronunció el célebre “I have a dream” y así podemos procurar recordar tantas personas que imaginaron algo que no pasaba pero creyeron, a pesar de todo, que era posible. Imaginar es crear, aunque sean ideas. Tal vez, sólo tal vez, eso pueda hacer que se transformen en acciones que, quizás, puedan hacer que eso que imaginamos sea algo que se transforme en realidad.
Viajar nos puede incentivar la imaginación sin más. Pero también, eso seguro, nos puede aportar herramientas para hacer las acciones que somos capaces de imaginar; nos puede, también, ayudar a ver en perspectiva las posibilidades e imposibilidades de lo que imaginamos y, sobre todo, nos puede permitir los encuentros vitales que hacen que lo que imaginamos lo queramos hacer realidad. 
Por eso, celebro a los que viajan. Ojala sea una forma de hacer que lo que siempre imaginaron sea una próxima realidad.

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