martes, abril 09, 2013

Sobre la felicidad


La felicidad, pensé, es un continuo que está asociado al ser humano. No es sólo un estado al que se llega, que incluye un opuesto negativo, la infelicidad. Es como una constante que acompaña al ser humano, una constante que no puede evitar, ni dejar de relacionar su vida con ella. Es, podemos decir, constitutivo de su naturaleza.
Así, de vez en cuando, sé es feliz. Ojalá, muchas veces y mucho tiempo, otras, esperemos que casi nunca, la infelicidad se hace presente. El resto del tiempo estamos en estados intermedios –mi hipótesis es que para muchos, es la mayoría del tiempo-. El estado intermedio es esos periodos en donde no somos infelices pero no está potenciada nuestra felicidad. Donde el talento, mejor dicho, los talentos innatos no están utilizados al 100 %. Donde circunstancias, decisiones, prejuicios, limitaciones u otros nos impiden explotar todas las capacidades que disponemos o, en el peor de los casos, que podemos disponer con un poco de ejercicio.
Si, la felicidad se puede ejercitar. Esta es una segunda conclusión. Se puede ejercitar como un “músculo”, aunque aclarando que eso no quiere decir que la felicidad sea un músculo. Uno es feliz con lo que tiene, no con lo que debería tener o lo que va a tener. Pero con eso que se puede, debe o tendrá se podrá, tal vez, ser aún más felices o, valga decirlo, más infelices.
Lo tercero es que la felicidad es felicidad porque se comparte, como la humanidad misma. Por eso somos felices en relación a otros, aunque no estén; somos felices recordando cosas compartidas, sin que eso sea ancla; somos felices por expectativas que tenemos de lo que pasará en algún encuentro, aunque lo veamos lejanos; somos felices, también y especialmente, en el presente en que nos permitimos el intercambio simple y concreto de los gestos que ofrecemos. Esa especie de ventana que nos permite ver un poco más, un poco mejor.
A veces, no estamos siendo lo felices que podemos, eso es seguro. Pero no por ello somos infelices. Esta sutil diferencia no debe ocultar que debemos permitirnos explotar aún más nuestros talentos para la felicidad, permitirnos que ellos generen ese clima que nos auto-abastece de felicidad y que es tan inconmensurable que, seguramente, puede generar un poco más de felicidad para los demás.

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