domingo, abril 27, 2014

¡Aquí estamos!

Hoy se recuerda la SHOÁ. La memoria presente para no olvidar lo sufrido pero , también para no permitir que pase nuevamente o de formas nuevas, porque el ser humano sigue siendo capaz de todas las atrocidades pero también de decir ¡Aquí estamos! Frente a la barbarie, al intento de destrucción de la dignidad de toda la humanidad. Porque la Shoá nos recuerda que hubo personas que mataron, masacraron a otras personas. Personas como vos y como yo que, casualmente, tenían una fe en particular, pero seres humanos que nacen, crecen, sienten y tienen sus virtudes y defectos, como vos y yo.  Si, esas personas fueron masacradas de las formas más crueles, horribles y denigrantes. Se destruyo vidas, familias y demás. Pero hubo personas que dijeron ¡Aquí estamos!
Hoy, se recuerda la Shoá y con ello se nos exige tomar partido y darnos cuenta que debemos ser esas personas que dicen ¡Aquí estamos! Cuando la discriminación se hace presente, cuando el otro no es reconocido, cuando la dignidad de cualquier es denigrada. ¡Aquí estamos! Es una plegaria hecha acción, es una oración no sólo elevada sino es la voluntad sagrada de ser parte de la humanidad que quiere que la memoria sea paz, dignidad y esperanza permanente.

¡Aquí estamos! 

jueves, abril 24, 2014

Democracia

No hay democracia –ni aún la universitaria- sin libertad. Si, lo sabemos, la libertad implica un tratado filosófico y más para definirla. Pero, “a buen entendedor…”,  podemos decir. Libertad nos dice mucho a todos. Y, sobre todo, nos dice que no es libertad. Por ello, en esa afirmación, simple pero contundente, radica una definición de varias cosas que son imprescindibles para una democracia.
Así, afirmamos que para que haya libertad –dejemos la discusión filosófica para otro momento- es necesario, imprescindible, ineludible que la dignidad sea respetada, que los Derechos Humanos –en toda su amplitud- sean promovidos, resguardados y protegidos,  que exista una noción de bien común que no excluya a quienes más necesitan –en la práctica real y no sólo en los discursos y los números- y que se estimule la autonomía real y concreta de todos y cada uno de los habitantes.

Todo ello, se debería fomentar de muchas maneras. Existen recetas económicas, sociales y sanitarias para aspirar a optimizar cualquier modelo. Algunas de ellas, lo sabemos, fracasaron rotundamente. Se podría hacer análisis sobre ellos. Se podría pensar en términos de ideologías –del lado que quieran- que sugieran con más ahínco o menos, que van a conseguir el ideal en este sentido. Todo se puede hacer pero, hoy, creo –e insisto- que todo el secreto de la eficacia de cualquier modelo se basa en cómo se establecen los sistemas de control al poder, porque es el poder el que permite la corrupción que afecta la libertad, la autonomía, el bien común, los DDHH y, en definitiva la dignidad humana. Es decir que, con una convicción total, no hay democracia viable -la que permite el camino y la garantía de la libertad- sin una lucha real, concreta, eficaz y seria contra la corrupción. El resto son ilusionismos discursivos, utopías engañosas y estafas políticas. Por eso, aún pedimos, democracia. Como una necesidad irrenunciable para el futuro de todos y todas.
Publicada en La Gaceta el día 27/4/14

martes, abril 22, 2014

Piropo

Un tipo público dijo: "En el fondo, a todas las mujeres les gusta que les digan piropos. Aquellas que dicen que no, que me ofende. no les creo nada. Porque no hay nada más lindo que te digan: 'Qué linda sos". Y agregó: "Por más que te digan alguna grosería, como 'qué lindo culo que tenés'. Pero está todo bien".
Leo estas declaraciones y no me sorprenden. Es definitivamente normal que alguien abra la boca y diga lo que piensa. ¡Enhorabuena!. ¡Bravo!. Es tan importante que haya libertad de expresión. Por supuesto las declaraciones pueden contradecir los hechos, pueden deformar las cosas y hasta pueden ir en contra de lo necesario, pueden, incluso, fomentar algo negativo, es más, puede ir en contra de la realidad misma. Pero eso es otra cosa. Es decir, todos podemos decir la boludez que queramos o pensemos y hacerlo sin filtro. Pero no porque uno abra la boca –aunque sea un tipo público- lo enunciado pasa a ser una verdad, es más en muchos casos queda evidente que es una boludez extrapolada gratuitamente con una clara muestra de impunidad oral. Una forma específica de no pensar un poco más allá de sus propios límites mentales.
Un piropo no debería ser una agresión y por ello nunca puede ser una invasión. Veámoslo claramente, uno decide hacer algo –en este caso decir un piropo, el que sea- un algo que sale de percibir algo, elaborar un mínimo y decirlo. Pero una vez dicho, no puedo asumir que la otra persona lo debe recibir como yo quiero. Allí es donde el otro, que existe, decide, siente, se expresa, se puede sentir agredido por esa invasión.
Si, creo en los piropos. Pero creo que ello se construye desde la intimidad real, no la inventada en mi mente. Un piropo, debemos recordar, siempre tiene su forma de hacerlo. Alguna indicación, aunque pequeña, de cómo hacerlo. Creer que sólo alcanza con decirlo para que sea buena es ignorar que la otra persona tiene el valor de persona, la libertad de toda persona y el derecho de pensar distinto y, aunque este tipo no lo crea, de ofenderse.

Así que sí, que vivan los piropos pero nunca jamás a costa de la ofensa, del ignorar la importancia de no permitir la invasión.

lunes, abril 21, 2014

Elecciones

A algunos de los que estamos obligados a votar se nos presenta siempre una cuestión de fondo ante a una elección: ¿cómo votar a un candidato –en esta semana, por ejemplo, en la Universidad Nacional de Tucumán– si únicamente parecen existir meras listas? Se pueden argüir frente a esta pregunta respuestas que apelen al espíritu de la democracia y a la necesidad de la representación. Ahora bien: muchos sabemos que no es así, que la lealtad de los representantes está más bien relacionada con intereses particulares o con las candidaturas principales. Así, muchas veces nos obligamos a votar sabiendo que no importan las ideas, otras votamos por una de las personas que están en la lista, a pesar que la comparte con alguna persona que no conocemos o que no apoyamos. En los hechos solamente resta esperar cuatro años. Y esto no es justo, no es ético. Es hora de repensar seriamente el sistema de elecciones. Deberíamos desarrollar un sistema que nos permita votar a quienes creemos que respetarán las ideas con las que comulgamos o aquello con lo que soñamos para nuestra vida en comunidad y que contemple un sistema de control más eficaz y concreto para que las promesas e ideas se puedan cumplir y hacerlas cumplir.

La elección de rector/a y decano/a y de sus consejeros debería ser nominal y directa. Esto es ya imperioso. Somos universitarios, somos parte de una casa de altos estudios. No podemos demorarnos más. Necesitamos otra reforma universitaria y la necesitamos  ya. La primera nos introdujo a una universidad pujante, la próxima, tal vez nos lleve a la excelencia mayor.

Carta publicada en La Gaceta, el 21 de abril de 2014. Inicio del proceso eleccionario en la Universidad Nacional de Tucumán

sábado, abril 12, 2014

Maternidad

Hoy, vi a una mujer embarazada. Una mujer que conozco. Hace tiempo que no la veía. Estaba con su embarazo a cuesta. Percibí alguna de esas luces que da, según todo indica, la maternidad. Iba disfrutando su sentimiento. Esto, tal vez, lo deduje porque la había escuchado, en algún momento, ansiar que esto pase. No sé como lo está viviendo a su embarazo pero, si sé que deseaba llegar a tener hijos, a formar una familia. Como un sentimiento real, vivo, decisivo y concreto.
No pude evitarlo: pensé en el conjunto de decisiones que incluía estar embarazada. Si, es fácil, un poco de sexo en el buen momento alcanza, dirían. Pero aún en esos casos el camino, como todo camino, conlleva muchas cosas: decisiones, deseos, circunstancias, expectativas, imágenes, conversaciones, intenciones, renuncias y más. No todo o, quizás, si. No siempre, pero, seguramente, veces. Nunca, eso sí, todo eso pensado como tal.
A veces, cuando reflexionamos lo que vivimos aquí y ahora, o cuando vemos lo que está por pasar, no pensamos en el camino hecho y, aún cuando lo hacemos, no pensamos siempre en los detalles que permiten que estemos donde estamos, que decidamos lo que decidimos. No siempre pensamos en aquellas alternativas que tuvimos y que no se tomó, por ejemplo. El fortuito –la utilizo como una palabra que oculta los enigmas que siempre nos rodean y que tanto callamos-, andar de nuestro destino, tantas veces.
Cuando la alegría es algo tan real, por lo próximo y por el universo que incluye a futuro, con tanta certeza –la maternidad ofrece eso un hijo/una hija es para la eternidad, podemos avanzar con convicción- no pensamos en esto. Seguramente no hace falta hacerlo. ¡Qué bueno! Para los que estamos afuera, son estímulos que, ojalá,  sirvan para que pensemos, nuevamente, tantas cosas importantes. Pero independiente de todo: ¡Felicidades! Por ese embarazo que es síntesis de muchas cosas, o sea, un universo completo.


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