sábado, septiembre 09, 2017

Educación sexual integral, nuevamente


Los titulares de algún drama sorprenden, impactan, golpean. Sin embargo siempre son sobre cosas que pasaron y que ya no se puede hacer nada para prevenir. Nos permite poner el grito en el cielo o debatir con intensidad lo que puede ser evidente. Lo que sigue importando es si detrás del titular –la punta del iceberg- vemos el resto y luego de preocuparnos nos ocupamos. Esta semana fuimos sacudidos como sociedad por una relación sexual entre un adulto y una adolescente que llegó a la luz porque se hizo pública por un problema sanitario legal. Detrás de este hecho existe una realidad que aún no nombramos: lo que hoy se conoce como la sexualización precoz y la hipersexualización. Realidades casi inevitables en nuestro mundo actual. 
Frente a ello no es momento ni de rasgarse las vestiduras ni de excluirse del problema (mi hija, mi hijo no lo hace), es hora de tomar conciencia de la única pregunta importante: ¿estamos dando a las personas las herramientas para hacer una buena prevención de esto? Mi convicción es que no lo hacemos, aun reconociendo esfuerzos, dedicaciones, aciertos y disposición de padres, docentes, madres y profesionales. Se hacen cosas, nadie duda de eso, pero ¿estamos potenciando lo que se realiza, lo estamos sistematizando, lo estamos generando como una verdadera vacuna de prevención? Diciéndolo corto y, pecando abiertamente de reiterativo, ¿estamos haciendo una educación sexual integral que nos garantizaría dar mejores herramientas para prevenir gran parte de estos problemas? Aún más pertinente, ¿la estamos exigiendo como un derecho, una necesidad, una urgencia?

El titular dejará de ser titular en días pero el tema ni se terminará ni dejará de ser urgente. Nunca más verdadero algo de lo que nos llenamos la boca: la base es la educación. Pues si lo pensamos, lo creemos, lo sentimos, es hora de transformarlo en una realidad. La niñez de hoy, la adolescencia actual necesita de nuestra mayor responsabilidad en lo que define el futuro de todos que no es la elección de una profesión, sino el aprender sólidamente habilidades sociales y comunicacionales, ofrecer herramientas concretas para gestionar los conflictos interpersonales que incluyen el ser capaz de decir “no”, aumentar la estima para protegernos en nuestras relaciones, potenciar la certeza del consentimiento, entre otras cosas. Dicho sencillo, una educación sexual integral como la ley que tenemos en vigencia lo ordena.

viernes, septiembre 01, 2017

Día de la salud sexual 2017


El 4 de septiembre se celebra el Día mundial de la Salud Sexual. Cada año se escoge un lema, con el objetivo de focalizar la reflexión y promover las acciones. El lema 2017 es: “amor, vinculo e intimidad en la salud sexual, una posibilidad para todas las personas”. Un lema que pone en palabras un axioma central para quienes trabajamos en salud sexual:
La salud sexual abarca la totalidad del ser humano, por ello es de una obviedad total que excede por lejos lo genital, aunque lo incluye también.
En esta perspectiva tenemos que pensar y trabajar. Tres elementos me parecen que pueden sustentar esta posibilidad:
1] Insistir en la implementación de una educación sexual integral (en mi país, Argentina, según lo indica la ley nacional nº 26150, una ley maravillosa que busca lo integral). La falta de una educación sexual real y responsable (o sea que sea sistemática, integrada, formal, actualizada, constante) sigue siendo una deuda que existe en el mundo tanto con nosotros, como con nuestros hijos y con nuestro futuro. En la educación sexual están las semillas que pueden generar antídotos contra la violencia, producir realmente una equidad en las relaciones y dar herramientas específicas para que las personas tengan la capacidad de disfrutar de relaciones sanas y, por ello, satisfactorias y, por consiguiente que sean capaces de amar de modo pleno (Nivel educativo).
2] Renovar el esfuerzo sin concesiones para que todos comprendan que la diversidad es una riqueza de la humanidad en todo su sentido, y que por lo tanto una sociedad crece en la medida que podemos respetar la misma y generar una lucha denodada contra todo tipo de discriminación, explícita o implícita. Para esto, que comienza con la educación, debe plasmarse en leyes que protejan la diversidad, fomenten la posibilidad de expresarse, genere equidad en salud y que se canalice la comunicación como un recurso genuino (Nivel sociocultural y legal).
3] Generar espacios de intercambio y consulta donde las personas tengan la posibilidad de plantear sus dudas, comprender sus problemas y aspirar a una solución. En la actualidad los profesionales de la salud pueden dar respuestas para mejorar la vida sexual de las personas. Esto es también un derecho que se debe solicitar (Nivel sanitario y personal).
Estas opciones buscan una sola cosa: que el ser humano sea capaz de vivir su vida sexual de un modo que se potencie su ser. En esas condiciones la salud sexual se asienta sobre este lema de este año: amor como posibilidad del encuentro, vínculo como condición de la libertad e intimidad como consecuencia del consentimiento. Fomentarla con todas las posibilidades que hoy la ciencia, la cultura y conocimiento lo permite debe ser más que una expresión de deseo, sino un esfuerzo sistemático para ello.
La salud sexual tiene que ver con la vida plena de las personas. Lo pensemos y lo vivamos así comprendiendo y veremos que la sexualidad plena, saludable es consecuencia del uso de la comunicación asertiva, del fomento permanente de la autoestima, del empoderamiento de las personas para generar un mejor consentimiento, de la autonomía del deseo, de la responsabilidad constante por uno y por el otro,  entre otras cosas.
La salud sexual es un derecho humano innegable y que hoy, finalmente lo vemos como imprescindible. Desconocer esto es una ignorancia, no hacer lo necesario para que se desarrolle como tal es un delito y, para los puristas, sería “un pecado de omisión”. Es hora que lo comprendamos. Así que vamos todos y todas a intentar que este lema 2017 sea más que una expresión de deseo, sea una forma de vivir nuestra vida.

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