Me preguntaron hace días ¿cuál
era mi fe? Semejante pregunta bien valía una respuesta y esta, tal vez, una
entrada en este blog. Aprovechando que hace un tiempo no escribía. Una buena
excusa pero, lo sé, una necesidad también.
Mi fe, implica hablar de mi
forma de ver las cosas con la convicción que ello implica y, las inquietudes
que pueden surgir a partir de ello. No significa que sea una ley sino una forma
de ver lo que uno cree. Convencido que con ello refleja ese conjunto de
vivencias, experiencias, situaciones, expectativas, esperanzas y ese “no sé qué”
que nos permite creer más allá de la lógica pero sin pensar que es una fantasía
sino una realidad que nos ayuda a avanzar.
Mi primera respuesta fue
recordar una frase de Woody Alen “Si Dios existe, espero que tenga una buena
excusa”.
Creo que Dios, si existe, nos
dirá cuánto nos animamos a luchar contra todo tipo de injusticias y no cuántos
rituales seguimos; tampoco nos interrogará en lenguas “viejas” sino en cómo logramos
hablar con quienes nos rodean.
Creo que si Dios existe, nos preguntará,
con total misericordia, qué hicimos las veces que, inevitablemente –por que el
ser humano es así-, hicimos daño a alguien y como intentamos, aún sin lograrlo,
remediarlo. Nos preguntará por las luchas concretas que, en el día a día, realizamos
para evitar las injusticias y para intentar evitar que el mal triunfe y,
seguramente, no nos preguntará por las luchas que no necesitan nuestro rostro
sino sumarnos a la masa. Nos preguntará qué hicimos por el amor, con el amor y
en nombre del amor. (también nos preguntará si hicimos el amor, disfrutando el encuentro con el otro, pero eso es otro cantar).
Creo que si Dios existe, en
definitiva, nos preguntará sobre qué hicimos para buscar la verdad, para defenderla
y, sobre todo, cuestionarla en el bien de todos y de todas. También nos
cuestionará sobre las veces que fuimos prudentes para ver si detrás de la
prudencia no se ocultaba nuestra cobardía, nuestros miedos, nuestra negación.
Sin que por ello seamos, necesariamente, responsables.
Si Dios existe, seguramente nos
dirá, con mucho amor pero con aún más convicción, porque nos preocupamos tanto
en esta tierra por su existencia y no, concretamente, por la del otro/a que
está en el frente.