martes, diciembre 31, 2013

Fin de año o martes

Es el último día del año me dijeron. Yo pensé que era martes. Los dos hechos son verdad, en esta ocasión. Sencillo y claro. Dos hechos que coinciden, algo que también puede ser habitual. Pero, sin embargo, en esta situación estos dos hechos parecen que fueran de dos niveles de trascendencia bien diferente. El fin de año se presenta como un cambio, el día martes como lo cotidiano. Antes el lunes y luego el miércoles. Pero un año es algo más, es lo diferente. No por nada hacemos promesas y deseos para fin de año y no para el martes –tal vez, en ocasiones, algunos ni se casan ni se embarcan-. Un fin de año nos hace ser felices y compartirlo o, por lo menos, nos obliga a jugar a ello. Un martes no, nos sale lo que nos sale.
Un fin de año nos invita a balances, planteos, decisiones y recuerdo. Un martes pues no tanto. Puesto, en definitiva, que tenemos muchos martes por año y un solo “último día del año”. Así que, como dicen unos españoles que conozco, no hay color. El fin de año se merece la fanfarria y el martes, lo que le toque. El fin de año merece felicidad y lágrimas y las aceptamos como la naturalidad de la emoción. Exige una buena comida y hasta vestirse para la ocasión. Brindis seguro y también, música y, con alguna suerte, baile y todo. Se lo vive consciente que no habrá mañana  (nada de fin del mundo ni eso, sino que la mañana siguiente se la pasa uno durmiendo, con suerte y por eso a darle sin problemas.
Un martes es otra cosa. Tiene lo cotidiano pegado a la piel. Entonces es tan mundano que no pide ni fiesta, ni vestimentas particulares, ni comidas especiales, ni compañías deseadas y, mucho menos, baile. Un martes tiene mañana, tarde, noche y sueño. Porque luego, viene una mañana más, de esas donde se madruga a pesar de uno mismo.

Todo indica que es mejor que sea fin de año…a menos, claro está que aceptemos que un martes también es un buen día para imaginar cosas que deseamos hacer al día siguiente. De encuentros que soñamos tener, de esperanzas que renovamos, de la real y concreta intención de ser mejores o de dejar atrás algún par de problemas o vicios. Nos permitamos, simplemente, sorprendernos y darnos cuenta que, en ocasiones, un martes también puede ser un buen día para sorprendernos, festejar, bailar y trasnochar como si al día siguiente no “hubiese mañana”. Tal vez así, la felicidad, el amor, el encuentro y el placer estén allí, siempre a nuestro alcance un día cualquiera. 

domingo, diciembre 29, 2013

¿Porqué estamos aquí?

¿Porqué estamos aquí? no siempre nos preguntamos. Tal vez porque la respuesta no la tenemos. Estamos porque sí, podría ser la única respuesta sensata y veraz. Si, alguna vez un par de personas tuvieron algún tipo de sexo y eso nos permitió nacer o, alguna variante moderna de eso. Después, le podemos hasta agregar deseos anteriores, invocaciones a Dios o dioses y otras explicaciones más. Pero una respuesta concreta, parece ser que no hay más allá de lo que digamos. 
Tal vez, será porque no importa mucho porque estamos sino como vamos andando. Algo así, como ¿para qué estamos aquí?...si, a veces cuando no tenemos respuesta, es porque la pregunta no es la buena, podríamos decir. Entonces, ¿para qué? lo más simple es lo más sencillo: para encontrarnos con el otro y permitir que un otro nos encuentre. Si, estamos para encontrarnos. Para permitirnos  el simple y lujoso hecho de buscarnos en el otro. No existe nada más humano. La tentativa siempre diversa de intentar encontrar a un otro utilizando diferentes formas de hacerlo, para tantas cosas diferentes. 
El encontrar a un otro y ser un otro para los demás nos genera los mayores desafíos, logros y placeres que todo ser humano puede tener. Si, también, las peores cosas, pero hoy, permitanme quedarme con lo primero.
Así, en esas épocas de balances que son los cumpleaños o los fines de año, vale preguntarnos si hicimos el esfuerzo que debíamos para encontrarnos con quienes queríamos, con quien deseamos, con quien ansiamos, con quien necesitamos. Si hicimos de los encuentros que tuvimos, los que fueran, una escena de alto contenido "poético" -quizás no hay mejor forma de decirlo. Un encuentro que tuviese la profundidad elocuente de lo mejor aún en la simplicidad que tocase.
Así, quizás, podamos asegurarnos al pensar de esta manera que el año que inicia será un esfuerzo intenso, comprometido y eficaz para que los encuentros que tendremos, serán un poco más los que buscamos y deseamos y los otros serán lo suficientemente maravillosos en lo cotidiano. Quizás así, sólo podamos empezar el año con una sonrisa de concreta y esperanzadora felicidad.

jueves, diciembre 26, 2013

Sexo (III)

¿Algún consejo doc? Es una pregunta que uno escucha. Como si el sexo fuera una enciclopedia. Como si saber garantizará algo. Pues no, aunque saber siempre es bueno, positivo y eficaz. Combate la ignorancia que daña, genera anticuerpos contra la negligencia e incapacidad y potencia los recursos para un mejor desarrollo. Esto sin dudas. Pero el sexo real, el que se tiene con él o ella –o pensando en él o en ella o con él y ella- es aquel que se re-crea en el “aquí y ahora” que funciona  produciendo  una cantidad indeterminada pero necesaria de placer. Ese donde uno se satisface con las posibilidades que se permite de encuentro con el otro, donde el otro toma importancia por ser ese otro que comparte ese momento con uno.
Hoy, como vale la pena hacerlo cada tanto, pensé de nuevo en ese sexo. El sexo que nos motiva, nos entusiasma y nos enriquece. Aquel que se hace como una versión moderna de una danza cualquiera –cada uno busque la danza que le sienta mejor, donde se siente más cómodo- que se danza para uno y para el otro. Donde se genera la sensación “rica” de sentirse vivo, de sentirse pleno y con una energía que se trasmite. Una danza que precisa del otro y de su ingeniosa creatividad –sean en posiciones o, simplemente, en estar, acompañar, permitir y permitirse-. Y que en esa danza que es una expresión milenaria de la mirada sobre la vida, los colores, perfumes, sabores, sentires y experiencias modelan pasos, movimientos, gestos y demás.

Si, el sexo, aquel que busca siempre, encuentra a veces y lo hace carne en ocasiones al placer es el rito majestuoso que permite la magia maravillosa de saber que dos personas pueden recrear, en ocasiones, la suma de los placeres de nuestra humanidad.

martes, diciembre 24, 2013

Saludos

Buena época para saludar. Hacerlo al pasar, hacerlo con tiempo. Hacerlo por inercia, hacerlo por motivación, hacerlo por interés, hacerlo por conveniencia. Hacerlo porque creemos, porque queda bien. Hacerlo por emoción, hacerlo por nostalgia de otra época. Hacerlo por protocolo, hacerlo por convicción. En esta época se saluda. Casi como regla, podríamos decir. Todos y todas saludamos a alguien o entramos en esa lógica. Un gesto simple al que ponemos, en dosis variadas, un poco de entusiasmo y, en varias ocasiones, un sentimiento más que profundo.

Será, tal vez, porque el saludar es algo contagioso, como otras cosas. Esto es una simple maravilla. El ser humano puede todavía contagiar, en ocasiones, cosas simples, sencillas y agradables. Quizás es una evidencia que nos debe alegrar. Allí hay esperanza. Si, como especie, y a pesar de ser tanta violencia que generamos, tanta desazón que producimos, tanta desolación que gestamos, aún somos capaces de contagiar un poco de alegría, de crear espacios donde el saludo puede aparecer de manera espontánea, quizás, podemos decir, sin sombra de dudas, que hay esperanza.

Así que celebremos que aún somos capaces de saludar, de saludar a quien cruzamos, a quien nos saluda, a quien queremos y aún sin cruzarlos a quien sentimos como propios de nuestra vida. Confiemos entonces que “no todo está perdido”. Somos seres humanos, carajo, seres invitados a crear felicidad, sembrar esperanza y compartir alegrías. Hoy, a pesar de todo, tal vez podamos intentarlo nuevamente. 

miércoles, diciembre 18, 2013

Amores y amantes

El amor es ese sentimiento que nos inquieta y tranquiliza, como un ritmo cardíaco de la vida. El está en nuestros genes y en el medio. Se hace gesto desde la respiración misma que le damos. Se manifiesta desde la palabra, desde el silencio, desde el ser. Se disimula para el exterior, en ocasiones, pero se hace incontenible en el exterior. Se canaliza o se desborda. Pero está allí. En ocasiones su presencia encuentra eco en otro amor, en otras, simplemente, logra hacerse carne en la piel de un amante, ese "otro", esa "otra" que nos permite el disfrutar el ofrecer lo que se gesta en nuestro interior y se magnifica en el dar. 
El amante, valga aclararlo, no lo menciono como el clásico "tercera/o en discordia, sino como el otro que posibilita, alimenta, genera y potencia el amor. No se trata de un tercero, puesto que el amor es una comunicación personalizada entre dos personas. Valga aclarar que uno puede tener relaciones personalizadas con más de una persona (la discusión moral y demás, es importante pero no es univoca para todos y todas).
El amor depende de nosotros, el amante no, podríamos decir, simplificando. Dicho de otro modo, el amante puede irse, desaparecer, olvidarnos, alejarse, morir, abandonarnos, elegir a otra persona para ser eco y procurar el eco de su amor, casarse, o cualquier cosa y está bien que lo haga  (a pesar del efecto devastador que puede producirnos). Pero el amor, eso no depende lo que el/ella haga.
Debo hacer una segunda aclaración. El amor, también se va. No lo vamos a discutir y, también que el amor no produce el sufrimiento. Pero si nos duele la ausencia del amante, el recuerdo de lo que se compartió y no se puede hacer; nos afecta la indiferencia, el silencio y las imposibilidades que surgen por el amante. Recordemos, por otro lado, que nosotros también somos -o podemos ser- el amante aquél.
Pero, también, es el amante que nos permite -¿permitió? ¿permitirá?- el placer de lo que sólo se puede hacer por el encuentro con ese otro, donde nuestro amor puede mostrarse con más esplendor.
Si, definitivamente y, casi a pesar de los amantes, estamos condenados a amar. Ojalá que ese amor encuentre la respuesta en ese amante que, a pesar de tiempo, silencio, o lo que fuera, sigue presente.

martes, diciembre 17, 2013

Paz


Se murió Mandela. Todos tenemos idea de él. Todos lo sentimos un poco  (tal vez exagero, aún hay gente que está sumergida en la ignorancia y otras que se esfuerzan en sumergirse en el desprecio). Algo se ha perdido en este mundo. Pero la muerte es implacable como lo son las acciones que se desarrolla en vida.
Escribo hoy porque leo, en un periódico, el siguiente parágrafo: “Dos ejes confluyentes vertebraron el pensamiento de ese hombre excepcional: la memoria como deber imprescriptible y el perdón como gesto indispensable. No había, para Mandela, otra herramienta capaz de afianzar la paz, de disolver el sectarismo y neutralizar el odio profusamente sembrado. (Santiago Kovadloff dixit)[1]
Hay una elocuencia contundente en ello. Lo sabemos desde siempre y lo practicamos de vez en cuando –más lo exigimos en los demás-. Pero, independiente de ello, me aparece como una necesidad que surge como una  imprescindible e ineludible cita con el aquí y ahora. Porque la paz aparece como un pedido que surge de las entrañas misma de nuestra humanidad. Ansiamos la paz, la necesitamos como oxígeno.
La memoria y el perdón fueron el crisol donde el fraguo una herramienta para obtenerla en su interior y con ello ofrecerla.
Hoy, necesitamos de la paz. Memoria y perdón usó Mandela. Fue su propuesta. Que cada uno la fragüe como quiera pero lo hagamos ya. Es un grito, plegaria, lamento, dolor y esperanza que se escucha, como siempre, para los que quieren oir.

lunes, diciembre 16, 2013

Reciprocidad


Nos encanta la palabra. Nos produce un alivio de humanidad. Pensar que hay una justicia que existe. Uno da y uno recibe. Así de simple lo creemos. Reciprocidad ofrecemos y recibimos. Las cuentas dan un balance equilibrado. La reciprocidad nos gusta y nos enaltece. Sin embargo, ella, no es simple, aunque sea mágicamente sencilla hacerla.


Veamos,  para pensarla, una pequeña guía: en primer lugar debemos saber ¿qué ofrecemos al otro? ¿De qué está hecho lo que damos? No estoy hablando de lo material, sino del “material” que ponemos en ello. ¿Qué valor le damos a lo que damos? ¿Cuánta felicidad/sacrificio nos produce? ¿Qué sentido tiene para nosotros el hacerlo? Luego, la segunda pregunta, ¿qué valor tiene para quien lo recibe? ¿Cuán necesario es lo que esa persona recibe de nosotros? Es decir, ¿Cuánta felicidad agregamos a ella o cuánta necesidad colmamos?
De allí, luego, tal vez, deberíamos pensar si la reciprocidad la entendemos como un acto que sólo se da entre dos personas o es el mundo mismo el que interviene. Me explico, si esperamos reciprocidad de tal o tal persona porque le dimos algo o creemos que lo dado, en algún momento, en algún lugar, por intermedio de quien sabe quién, nos volverá de otro modo pero siempre eficaz para nuestra necesidad, esencial para nuestra felicidad.
Si pensamos en términos de una persona, el “azar” debería ser reducido al mínimo. Deberíamos ser asertivos para poder explicar, decir, comunicar, significar nuestras necesidades y nuestros pedidos. Procurar ser sinceros, concretos y claros sobre lo que deseamos y ansiamos. Pero siempre permitiéndonos el asombro de la creatividad y el diverso andar de la imaginación. Permitirnos renovar significados a partir de lo que un “otro” nos ofrece.

Si pensamos en términos del universo, la reciprocidad sigue siendo la apuesta segura para salvar nuestra humanidad. Una apuesta a la esperanza y al hecho simple de saber que siempre encontraremos un ser humano para ofrecer algo y que siempre, alguien será capaz de ofrecernos eso que buscamos.

jueves, diciembre 12, 2013

Límites

¿Cuál es el límite que debemos tolerar? Siempre es individual pero, ¿existen normas sociales que está más allá del límite que como grupo, colectividad, conjuntos de seres humanos debemos exigir? ¿Existen situaciones que pueden pasar que nos deben llamar a la reprobación a todos/as? ¿Es, tal vez, la violencia, usado como única moneda de cambio, una de ellas? ¿es la negación de la violencia evidente porque no nos afecta? ¿Es la indiferencia ante el miedo, el sufrimiento? ¿Es, el atropello del poder porque uno no cree en armarse? ¿Es cuando creemos que armarnos es la solución? ¿Es ante la imbecilidad de negar lo que salta como evidente?
A veces, la respuesta no debería ser complicada.

martes, diciembre 10, 2013

Libertad sexual


La libertad sexual no consiste en poder hacer todo, sino en poder decidir qué hacer. Así, decidir experimentar sexualmente algo, cualquier cosa, puede servir para mostrar la libertad sexual. Sin embargo, la verdadera libertad sexual también incluye el poder decidir “no quiero experimentar esto o aquello”. Cuando hablamos de decidir es fundamental que eso incluya la claridad sobre ese procedimiento racional y volitivo de considerar los elementos disponibles, los sentimientos involucrados, el conocimiento de uno mismo y otras cuestiones para elegir. No es simplemente el hacerlo. Es asumir y consentir en su sentido real y concreto.
La libertad sexual no incluye, necesariamente, el manual del kamasutra –aunque maravilloso es el poder seguirlo un poco o mucho-, ni tampoco la concreción de cada una de las fantasías que nos desvelan –aunque ellas puedan ser un festín de placer en tantas ocasiones-, ni tampoco el cumplir una lista mitológica de deseos sexuales –aunque sea espectacular poder hacerla y jugar con ella-. La libertad sexual incluye la capacidad madurada de encontrarse con el otro para recorrer caminos de placer e intimidad, donde el límite esté dado por la comunicación más diversa que podamos descubrir. 
La libertad sexual es la que nos permite experimentar la intimidad como un espacio de seguridad tal, que el otro pueda sentirse en la tranquilidad de desnudarse siempre un poco más y, viceversa. Quizás, un ejemplo concreto de esa libertad sexual sea cuando somos capaces de sumergirnos en una experiencia novedosa con el otro y, al no gustarnos, poder decirlo; decir no me gustó, no quiero repetirlo y lo que haya después sea, inevitablemente, una intimidad que respira aún más gozosa.

La libertad sexual es, tal vez, el  norte que marca el encuentro con el otro de un modo creativo, diverso y genuino. Por ello, la promovamos, sabiendo que ella, siempre nace en el pudor que se valoriza.


lunes, diciembre 09, 2013

Sobre comparaciones y...el hoy

Al fondo la luz. Como la vida misma -y la muerte dirán algunos-. Sin embargo, para que la luz aparezca, la sombra tiene que estar. Aunque sea la conciencia de ella. La percepción de algo necesita la comparación de otra cosa. Comparar. Es difícil que esta función cognitiva no nos acompañe un poco mucho, un poco siempre. Pero todo punto de comparación siempre implica que tomamos decisiones, si...¡como la vida misma! 
Decisiones sobre lo que queremos comparar y, sobre todo, con que lo queremos comparar. Pero eso, lejos de ser evidente, es una compleja formula que toma elementos objetivos y lo multiplicamos por factores que son muy variables: autoestima, estímulos, sensaciones y demás. Es decir, no somos objetivos, pero si lógicos. Lógicos en el sentido que encademos los elementos y con ellos encontramos resultados. A veces, no nos damos cuenta que en esa cadena que utilizamos hay varios eslabones que no creemos que están incluidos pero allí están.
Si, comparemos, pero lo hagamos con la intención de defender la equidad, de potenciar la compasión y de ayudar a que podamos andar un poco más ligeros de equipajes y más felices de andar

sábado, noviembre 30, 2013

Sobre el sexo, el amor y demás

“No saber amar, no significa que no se ame”. Leo en un libro. Aprender es entonces la clave. ¿Pero se puede aprender a amar? Ya lo dije, se puede enseñar. Se puede mostrar la tonalidad de las emociones, las necesarias habilidades, se puede mostrar la paleta de colores, sonidos y sabores que nos rodean y ver como se combinan mejor. Además, se puede aprender a escuchar como laten los corazones y lo que los diferentes sonidos puedan decir. Si, son imágenes y evocan a poesía, aunque sea ya gastada y por ello no pulida. Porque el amor sigue siendo fuente de poesía o, tal vez, rima con poesía. Pero que eso no nos confunda. Amor sigue siendo real, concreto y de día a día. Amamos porque aprendemos a hacerlo y para ello, nunca mejor dicho “a dios rogando y con el mazo dando”.  Es decir que el amor existe no sólo porque lo sentimos sino porque lo “laburamos”. Porque nos empeñamos en que eso implique superación para intentar otra vez algunas cosas y, sobre todo, porque existe un deseo –como motor- para el intento sea un poco mejor, cada vez.
Ahora encima, lo complicamos, el amor incluye tantas versiones que cada una de ellas conlleva dimensiones o manifestaciones diferentes. Formas de comunicarnos, de hacer, de ofrecer, de pedir, de sentir, de conectar, de un largo etcétera que nos obliga a sintetizar con una sola palabra universos diferentes, que tal vez tengan la misma esencia –el bien del otro- pero que constan de tantos matices que sobresalen de maneras tan disimiles que la diferencia es notable. A eso, encima, le agregamos que utilizamos el amor para validar cualquier cosa que nos incomoda, en ocasiones. Así, hablamos de amor con la liviandad que nos permitimos tantas cosas, en ocasiones y, obviamente, “no en tu caso”.
Ahora, sobre amar y sexo. Es decir, amar a una persona con la que queremos y tenemos una intimidad que deseamos. Eso implica nuevos aprendizajes, puesto que el sexo, el sexo que se disfruta y el que siempre se puede disfrutar implica aprender y mucho….no se trata de inervaciones y flujos –aunque nunca viene mal para algunos aprender un mínimo- se trata de la utilización eficaz de los tres recursos que orientan la verdadera educación – aclaro: a esto sólo lo firmo yo-: la comunicación como forma de reconocer al otro y de ser reconocido por el otro; las habilidades como las capacidades de hacer que el otro conozca mis limites y conozca los suyos y decidamos conjuntamente como avanzar con ellos y, eventualmente, sobre ellos y el comprender que la diversidad conlleva, también, el creer que los valores no son únicos sino personales y colectivos y que la educación implica asociar límites para que respiren adecuadamente. Lo último siempre será la economía exigente del daño.

Si, amemos y “sexemos” como soñamos, pensamos o sentimos. Para ello, sólo queda el camino del aprendizaje. El resto, lo dejemos a los animales que les va bien por ser animales.

viernes, noviembre 29, 2013

Una foto.....

Miro la foto y siento el peso de las cadenas. De esas cadenas que aún encadenan a la humanidad. Me rebela, como siempre. Desde lo humano que soy. Porque soy lo que soy, como dice la canción. Me rebela porque la barbarie es humana y porque soy humano. Me rebela porque la estupidez es humana y porque lo soy. Humano soy y nada de lo humano me es ajeno, escribía el filósofo.
No soy responsable, lo tengo claro. No soy culpable que un par de bárbaros tenga la capacidad de destruir la expresión de otro y que para hacerlo no tenga el cerebro ni siquiera para hacerlo con un poco de inteligencia. No, no soy responsable y menos culpable. Como nadie lo es por ser “quien es”, en la medida que eso no destruya al otro.
Pero no por ello no deja de rebelar y de revelar a uno. Revelar a uno que aún estamos lejos de llegar a donde avanzamos, una humanidad que sea más justa, más equitativo, más inclusivo, más reconocedor de la diversidad. Capaz de extirpar el machismo como algo que sirva para algo más que para poner freno al avance necesario de todos y todas.
Rebelar, porque es necesario hacerlo. No podemos dejar pasar lo contundente de ciertas cosas y decir no, que no lo aceptamos. Que queremos avanzar y que eso sólo se conseguirá erradicando el machismo, entre otras cosas. Si. Es necesario rebelarse. Lo merecemos y lo venimos gritando, como humanidad desde siempre, a pesar de todo.


martes, noviembre 26, 2013

Algo sobre el amor



Un amigo me contó hace poco lo siguiente: “Ayer, crucé a quien me había jurado amor eterno. Crucé es la palabra adecuada. Al hacerlo me ignoró. Si, tal vez no me vio pero no puedo verlo de otro modo, puesto que antes el no verme no era una razón ni excusa, podía intuirme”. Si, el amor siempre es eterno mientras está. A pesar que sabemos a ciencia cierta que somos mortales y que por ello las cosas, todo, dura lo que dura y no más. Es decir, podemos saber y sentir que nuestro amor durará toda nuestra vida y con ello nuestra eternidad misma, la que se instala entre dos instantes fugaces de la eternidad. Pero no podemos, sentir que la certeza que decimos se mantendrá, ni la que nos dicen tendrá alguna perennidad más allá de ese instante. Creemos y necesitamos creer. Eso siempre nos da el solaz de saberlo. Además, le dije, tantas veces, el amor es algo que nos envuelve mientras vivimos otras vidas. ¿Quién sabe?
Es curioso que todos reconozcamos que el amor es una dimensión tan esencial para nuestra vida, para nuestra humanidad sin embargo aún es tan indefinible como siempre. Lo sentimos cuando lo sentimos y, sin embargo, no siempre que lo sentimos lo sentimos. Sólo parece que el tiempo nos posiciona con respecto a él y lo que sentimos.
Pensemos un momento cuantas cosas hemos hechos en nombre del amor. Al hacerlo veremos que todo eso que podríamos guardar en un baúl imaginario tiene la variedad de nuestra vida, de nuestras vivencias, de nuestros momentos. Tal vez la única constante sea que cuando lo hicimos pusimos el máximo disponible de nosotros mismos. El máximo disponible que podíamos ofrecer. Como si fuera, aclaro es una metáfora solamente, una función que ofrecemos para un público siempre selecto.

Mi amigo, lo único que me dijo fue la verdad que siempre nos olvidamos: “sólo sé que yo continúo amando, aunque todo sea diferente”. Tal vez porque se ama porque se ama y no por otra cosa. O sea que sentimos lo que sentimos porque lo sensible está en nuestras percepciones. El amor, así será. Algo que estamos lejos de comprender y al mismo tiempo impedidos de no sentirlo como imprescindible. Tal vez por eso siempre lo esperamos, en un banco imaginario que nos ofrece la idea de la paciencia pero no de la inactividad.

lunes, octubre 21, 2013

Un día raro

Un día especial. Un día para la introspección. Un día para la nostalgia. Un día para festejar. Un día para la sonrisa. Un día para la lágrima. Un día, como tantos otros. Hoy es un día raro si uno hace algo de eso en particular. Sin embargo, estamos llamados a hacerlo. Si, tengamos días raros. Días donde la sorpresa puede aparecer y con ello, el amor, o el recuerdo vivo de él. Un día donde podamos sonreír, llorar y más. Un día donde los estímulos nos hagan recordar que "Carajos que es bueno estar vivo".


jueves, septiembre 19, 2013

Estímulos





Los estímulos nos muestran que estamos vivos. Vivos y sintiendo. Los estímulos de los más variados. Es verdad, a algunos de ellos filtramos, los inhibimos, los ignoramos. Así hasta podemos despreciar lo bello por no saber reconocerlo. No escuchar la armonía, no por hipoacusia, sino por dejarse inundar por sonidos. No podemos leer la perfección de una metáfora, por ejemplo, por ser incapaces de comprender. Si, el estímulo necesita de receptores. Vemos a alguien y eso es un estímulo pero si eso no se acompaña de esa parte que debe recibir el estimulo (amor, amistad, nostalgia, lo que fuera) nada se pasa.

Estamos vivos porque los estímulos nos siguen produciendo algo. Nos arranca, tal vez, de cierta dormilencia de algo. Si habrá estímulos positivos y otros no tanto o tal vez, francamente, negativos. Pero los estímulos nos hacen sentir de otro modo lo que sigue, inmediatamente: desde el cambiar el paso, hasta dejar que salten los recuerdos como desaforados.
Si, los estímulos azuzan las emociones, los sentimientos, el sentir, con todo lo que conlleva. 
No existe, sin dudas, por eso los estímulos que son recibidos por el "receptor", donde el amor es el efector. Si, quien ama, siempre está pronto para ese estímulo, aunque no haga nada muy concreto pero lo siente como una realidad constante.

lunes, agosto 19, 2013

Fantasías sexual



Imaginarse escenas de contenido sexual es, sin dudas, una forma de asumir que lo sexual tiene una parte lúdica que nos permite expresarnos, relajarnos, disfrutar y deleitarnos con la idea de los placeres que podemos vivir.
El erotismo está a la base de ello. Entendiendo este a partir de dos situaciones. Una, la que una persona realiza, es decir como una manifestación de contenido sexual que uno realiza de forma consciente hacia algún otro (presente o ausente); la otra, la que uno comprende, conscientemente, a partir de la percepción de lo que otra persona hace. El erotismo, señalo, necesita una percepción de la individualidad de un otro. Aclaremos, un strip tease colectivo puede ser erótico en la medida que yo conciba que hay algo que está pasando entre el/la bailarín/a y mi persona. No por nada los que hacen esto en lugares públicos intentan construir "intersticios íntimos" en su perfomance. 
A nivel de pareja las fantasías sexuales pueden ser una forma maravillosa de descubrir senderos del placer y de confirmar las bases angulares para la comunicación. Sin que esto sea un camino sin obstáculos. Efectivamente, siempre debemos recordar que la comunicación entre dos personas, aún las fluidas  es un proceso de crecimiento y cuidado constante para evitar  que se pueda estancar.
Sobre la fantasía podemos decir que hay tres partes en su proceso.  Los tres válidos en si mismo y que no necesitan del paso siguiente para poder ser, en si mismo, una manifestación clara de placer. O sea, que bien si podemos hacer los tres pasos pero valen en si mismo cada paso.  
El primer paso es permitirse imaginar. El dejar que la mente acepte que ciertas imágenes sexuales nos tengan como protagonistas. Todo lo que podemos imaginar debe ser estimulado en la medida que esa imaginación nos deleita.
El segundo paso es permitirse decirlas. Dejar que nuestras palabras verbalicen a nuestra pareja lo que nuestra imaginación ha escenificado. Aclaración importante, no todo se dice, aunque todo se pueda decir.
El tercer paso es ejecutar lo que logramos decir. Llevar a la práctica esa imagen que construimos. La aclaración es fundamental. No todo lo que imaginamos se lo debe llevar a la práctica. 
 Estos tres pasos no son pasos de superación. Es decir, no es que una vez hecho esto o aquello no podemos volver atrás. Siempre se puede. Lo esencial es comprender que el límite no está en lo que hicimos sino en lo que vamos sintiendo y como nos vamos sintiendo. Por ello siempre es difícil para los demás comprender que la vida sexual es una decisión personal que se debe construir cada momento con el otro/a y de la que cada uno es el único director.
 Nunca olvidemos que el límite de nuestra fantasía debe ser lo que produce daño. O sea, lo que nos quite la posibilidad de acceder a la felicidad. Nunca debemos continuar con aquello que afecte nuestra identidad. Eso no quiere decir que no podemos intentar cosas que imaginamos. Siempre podemos intentar, pero no estamos obligados a hacerlo y al hacerlo siempre tenemos el derecho de decir basta. 
Es, en la fantasía donde esa idea de consentimiento alcanza un valor definitivo. Bienvenidas, entonces, las fantasías sexuales que imaginemos. Ojalá que ellas las podamos decir a alguien que alimente lo lúdico, alguien con quien las podamos compartir con confianza y, finalmente, será maravilloso que alguna de ellas podamos concretarlas para hacer que el placer sea el fruto natural que surge de nuestros sentidos. 

domingo, agosto 11, 2013

Sensación

 
La sensación es algo personal. Es una experiencia íntima que, en ocasiones, coinciden con la de otras personas que están allí. La sensación es válida porque la percibimos pero no por ello las sensaciones son algo deseables en muchos casos. La sensación no es una percepción cruda de la verdad, tampoco una fidedigna interpretación de nada. Pero es. Todas las emociones pasan, tantas veces, por las sensaciones. Y más, valga decirlo.
Así tenemos la sensación de placer y de miedo. De felicidad y de infelicidad. De esperanza y de desesperanza. De seguridad y de fragilidad. Depende de tantas cosas que no siempre es fácil explicarlas. Porque, al ser personal no se percibe por el entendimiento sino por los sentidos. Aunque podamos comprender lo que el otro pueda tener como sensación, no es nuestra sensación hasta que lo sea.
¿Qué hacemos con la sensación del otro? Sería una pregunta a hacernos. Quizás, en primer lugar, dividirlas en dos. Si esa sensación esa persona la disfruta y a nosotros nos gustaría hacerlo, pues disponernos para ello. Ofrecerse la posibilidad de percibir esos “colores y sonidos” que “acarician” al otro (metafóricamente hablando, aunque bella metáfora). Estar con ganas de estar frente al espectáculo de sensaciones que permiten oasis. Dejarnos llevar por esos senderos y deleitarnos por poder intentarnos y, un poco más si llegamos a hacerlo.
El otro grupo es el que percibe sensaciones que molestan, frustran o fragilizan. ¿Qué hacer? Pues la disposición que necesitamos es otra, es obligarnos a escuchar lo que nos parece inaudible: una sensación que afecta y que no nos afecta. Ofrecerse a escuchar al otro pero con el todo que podemos poner en ese momento. Nunca es menospreciar, reducir o extrapolar la sensación que el otro tiene. Es permitirse creer que podemos brindar una ayuda para apaciguar esa sensación, dar algún tipo de ungüento para fortalecer esa fragilidad. Intentarlo, con la convicción de poder lograrlo.

Sensaciones. Todo lo que nos hace vivir pasa por ello. Quizás aceptemos eso si pensamos en nuestros momentos vitales, esos donde nuestras sensaciones consiguieron sus mejores ejemplos.

Democracia




La fiesta de la democracia, le llaman, generalmente los políticos de profesión, al domingo de elecciones. Sin embargo, creo que es el “iceberg” del poder. Una representación bucólica del poder que se utiliza en democracia, a pesar de los votantes. Así, en ellas, mantengo las formas cuanto más cerca está la escuela donde se vota de lo urbano y, menos cuanto más se aísla de la vista general.  El resto son manifestaciones de poder. Así, se paga por fiscal, se paga por el control, se paga para tener más boletas impresas que las necesarias, se paga para llevar a los votantes, se paga para no mirar, se paga para mirar. No se pretende nada más que hacer que los peones –una suerte de niños pequeños que no saben mucho como se hace la elección– tengan un poco de esparcimiento, sano y constructivo. Después ya veremos. Ningún empeño en, por ejemplo, simplificar con el voto electrónico, nada al respecto de dejar que la gente pueda decidir no votar y sacar la estupidez de la elección obligatoria.
El “pueblo”, dicen llenándose la boca, ahora decide. Un pueblo al que se considera irresponsable, inmadura, incapaz de contenerse, tiene que decidir. Si, efectivamente, así se lo considera ya que, por ejemplo, hay que prohibirle que compre alcohol porque como es una bestia que no sabe sus límites tengo que evitar que se emborrache el día de la elección; porque no está convencido de votar, tengo que imponerle, así sea la excusa perfecta para que durante cuatro años pueda joder como se me antoja.
Si cualquier dictadura es el ejemplo de la dominación malsana y cruel, donde como toda monarquía depende del capricho de uno para la vida y la muerte, la democracia se la puso en las antípodas de esto. Pero, hoy, es momento de pensar si no es el momento de pensar un nuevo sistema de gestión de poder. Un sistema que garantice la equidad como norma insustituible de la vida en común, de la justicia como un verdadero sistema de protección de la fragilidad humana inevitable y de la protección de los Derechos Humanos  como una actividad dinámica y constante que debe velar permanentemente por lo que afectó a ellos –léase crímenes de lesa humanidad- y lo que los afecta definitivamente en el aquí y ahora: la impunidad de la clase política frente a la sensación de corrupción constante, definitiva e inevitable.
Aún podemos mejorar, la esperanza está en la creencia que como seres humanos podemos más, bastante más.



sábado, agosto 10, 2013

Nostalgias




La nostalgia es sentimiento que tenemos por la ausencia de algo, de alguien. Un sentimiento que tiene la tristeza de lo que ya no es, aunque lo que haya pueda ser mejor. Nostalgias tenemos porque es parte de haber vivido. Es indefectible. Hay tantas cosas que hicimos –en ocasiones- tan lejana en el tiempo y en la distancia que podría decirse, metafóricamente, que fue otra vida.
Así, la nostalgia, surge y con ella parte del arte. ¿Qué sería del blues, del tango, por mencionar una música, sin nostalgia? Será por ello que, en ocasiones, es la música de antaño, la de nuestra época de juventud la que nos sacude y nos sumerge en la nostalgia. De algo que ya fue y que lo vivimos como lo hicimos y lo recordamos, tal vez de una manera que nos falta. Si, la vivencia y la memoria no siempre son fieles, es más se traicionan más veces de las que se reconoce.
Nostalgia de quien ya no está, de lo que ya no hacemos, de lo que pensamos que podríamos haber hecho –no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás pasó, dice Sabina y le sonrío por ese verso logrado-. Nostalgia por esa música que en ocasiones sólo es el ancla donde esta encallado una noche, una compañía y un sentimiento.
Si, no tengamos miedo de la nostalgia, hasta la disfrutemos. De un modo u otro nos recuerda que vivimos algo que nos hizo y por ello nos falta. Y, también, valga decirlo nos recuerda que fuimos capaces de la “gloria”, de la “magia”, de todo lo que hace que los “momentos” que nos permiten ser.

Ojalá la nostalgia siempre de lugar a más. Eso, quizás sea el verdadero homenaje al pasado y la verdadera posibilidad de un futuro. Quizás, así, algún día esa nostalgia nos permita volver a vivir ese placer, esa compañía, esa música.

martes, julio 30, 2013

Borrador sobre dignidad y belleza

Leonard Cohen cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias dijo que siempre intentó hacer su música dentro de “los estrictos límites de la dignidad y la belleza”. Nada más claro, contundente, difícil y complicado como declaración de vida.
 Muchos pueden subscribir esa idea. Aunque no todos pensarán, antes de hacerlo, si realmente tienen claro que significa dignidad y  belleza. Y, lo sabemos, definir aquello con lo que nos llenamos la boca no es tarea que sea fácil para todo el mundo, aunque sea tan simple. Es más, para muchos es una ley: cuanto más utilizan ciertas palabras grandilocuentes, menos se preocupan en saber que significa. (tal vez no sea una buena ley para todos pero si para los políticos, en general).
Por esta idea es que, tal vez, me permito este borrador. Un intento simple de querer definir que es eso que Cohen dice y que pretendo subscribir. 
La dignidad la podría definir, simplemente, por la capacidad de permitir la integridad de una persona, aún en la carencia absoluta, en la falta manifiesta. La belleza, cada cual tendrá su medida pero, permítanme definirla como el descubrimiento fuera de uno de una integridad sin carencia para el que observa. 
La dignidad se ofrece, la belleza se recibe, podemos decirlo de un modo sencillo. La dignidad nace del interior de uno y se presenta como una verdadera declaración ante el mundo, la belleza existe fuera de uno y se descubre –recordemos que uno, también es “el fuera de uno” de otros. La belleza radica no en la perfección sino en la sensación que un momento particular se llena por un instante fugaz pero perenne. La integridad parece ser más una lucha cotidiana contra lo que afecta al hecho de ser humano: la crueldad, la desesperación, el odio, la violencia, aunque es, nuestra especie, quien la reproduce como una constante.


sábado, julio 27, 2013

Inevitabilidad

Lo inevitable nos cerca. La muerte es inevitable. Pero también el amor. Lo curioso que en ambos casos lo hacemos solos, aunque haya alguien más allí. Morimos cuando morimos. Amamos cuando lo hacemos. A veces, eso coincide con los demás y es, sencillamente maravilloso, dan prueba una humanidad entera que lo ha vivido. No es la reciprocidad quien define el amor aunque ella sea de las experiencias que son sencillamente grandiosas. Pero no es por que amamos que nos aman y tampoco al revés.  Pero cuando lo hacemos, es inevitable hacerlo. No se puede dejar de hacerlo. Es esto, tal vez, una de las pruebas irrefutables que es inevitable. No depende que alguien nos devuelva ese sentimiento. Si, es mejor. No estoy haciendo gala de ningún tipo de sentimiento de dolor y pena, el amor no lo incluye, aunque el vivir si -he ahí una diferencia esencial. 
Muchas veces o pocas, tampoco importa mucho, uno se da cuenta que ama. Lo hace de una forma que no puede explicarlo -no hablamos de enamoramientos, flechazos, calenturas y demás-. Pero aún cuando eso surge por ver a alguien aunque no nos vea, lo percibimos como una realidad completa. Que nos aborda, nos abarca, nos delimita.
Si, el amor es inevitable como la muerte. Ojalá cuando esta última nos llegue nos encuentre con la certeza de haber hecho lo primero, porque eso implicará que aunque nuestro amado no esté ya con nosotros o si, la sensación de amor siempre estará.
Lo inevitable, insisto, nos cerca. No nos resigna -que no lo haga- sino que nos hace comprender que aceptarlo debería ser lógico y por ello, sólo importará como estamos cuando nos lleguen esas "inevitabilidades". La muerte nos llega a todos, el amor no siempre, aunque todos podamos ser amados. Pero si llega, lo repito, es inevitable. Así que las esperemos -metafóricamente hablando- con la actividad dinámica de la paz interior o trabajando, aunque cuesta, para conseguirla.


miércoles, julio 24, 2013

La impunidad y el poder

La impunidad siempre ha sido una característica reprobable del poder. La impunidad para decir, hacer, atacar, destruir, matar, silenciar, ultrajar, etc. Para muchos ciudadanos se ha transformado en “la característica”. De este modo, la impunidad es la representación más contundente de un poder abusivo que afecta a los demás. Ellos, los que tienen poder, pueden lo que los demás no pueden y nunca van a ser condenados por lo que los otros lo son, por lo menos, y esto lo demostró la historia, mientras tengan el poder.
Para cualquier persona esto que enuncié es una verdad no constatada científicamente pero si, demostrada hasta el hastío en el día a día. Una impunidad que se consigue de muchas formas, pero sobre todo imponiendo razones e interpretaciones para mostrar que en realidad esta vez no es impunidad sino justicia. Bush es, sin dudas, el ejemplo más contundente e indiscutible de este procedimiento: no sólo está impune por los delitos de lesa humanidad cometidos en poblaciones civiles, sino que además ha generado un discurso omnipresente que lo que hizo está más que justificado por “los terroristas”.
Por eso, el poder, lo primero que hace es demonizar. Encontrar un culpable fuera de discusión. Alguien que permita producir disculpas por los supuestos actos de impunidad del poder. Así, en realidad estoy haciendo esto porque antes estos o aquellos hicieron algo peor, curiosamente, cuando tenían impunidad, y así el ciclo del poder se reinicia: intenciones puestas como buenas, abusos elaborados como excepciones, impunidades justificadas como necesarias.
El poder siempre implica un desafío tremendo para cualquiera, porque conlleva el riesgo de la injusticia como efecto secundario real. Evitarla implica más que tener un discurso contra las injusticias posibles es velar, con firmeza, para no caer en las trampas del poder: permitirse las impunidades porque en este caso no es impunidad sino necesidad por un bien más justo.
El principal esfuerzo de una revolución real no es sólo luchar contra el poder abusivo establecido, sino evitar reemplazar ese poder por otro poder, de cualquier especie, que este basado en la impunidad como norma, la opresión disfrazada de cualquier manera, el silenciamiento de los que piensan diferente y de un esfuerzo sistemático para convertir en demonio a los adversarios.
Por ello, creo que el único desafío real de nuestra sociedad es desarrollar los mecanismos reales y no los discursivos para procurar y garantizar los medios para evitar que los que tengan el poder nunca tengan la impunidad del poderoso.

Domingo, 08 de Octubre de 2006

sábado, julio 20, 2013

Día del amigo

Soy contrario a estos días de celebración. Me parecen una de esas simpáticas, necesarias y “vale-todo” fechas que se nos exigen. Si, para la ocasión escribo sobre eso. Mea culpa. Pero no saludo ni tanto, ni poco. Es como que da lo mismo. Mis amigos, los que son mis amigos y amigas, no precisan un día especial. Los que no lo son, pero creen serlo, se pueden sentir ofendidos, como prueba que no lo son. Los que alguna vez pensaba que eran amigos, encuentran excusas en estos supuestos olvidos. Finalmente, aquellos y aquellas, que deseo que sigan siendo mis amigos no lo serán porque estas fechas existen sino porque también lo desearán.
También, puedo pensar que hay personas que siento como mis amigos y que la distancia, el tiempo y algunas que otras circunstancias que guardo como tesoro y, en ocasiones, como castigo, me impiden saludar.
Hoy, en esta realidad sólo pasa lo que pasa. Sé quiénes son y quienes serán siempre. Independiente de lo que pueda llegar a decir. Valga que sienta que hemos tenido tanta intimidad que nunca lastimó sino consoló. Aunque no existan confesiones grandilocuentes ni nada de eso. Aunque sí, la verdadera sensación de sentirse acompañado hasta el tuétano (me encanta esa expresión).

Por mis amigos y mis amigas. Donde estén y aún sin decirles nada sólo deseo que hoy, como siempre sean felices  o, por lo menos, caminen hacia ese deseo.

jueves, julio 18, 2013

El cactus




El cactus en lo alto de la montaña. El cielo azul in-vocante y el mar azul convocante. Él, impávido. 
Hay, sin dudas, belleza en su presencia y magnificencia en su forma de estar. Toda la fuerza que surge de su aparente inaccesible belleza y la contundencia del mensaje que se puede escuchar: estamos solos y por ello, innegable, completa y necesariamente necesitados de la compañía. Necesitados de otro que nos mire, de otro que miremos, aunque sean como esos cactus, pasajeros a la vista de tantos pero reales y concretos. Sólo pocos lo miran, sólo pocos lo comprenden. Pero ellos siguen estando.
La naturaleza sigue brindando metáforas que se vuelven elocuentes para los seres humanos. Sigue siendo ella, con sus detalles de formas, colores, sabores y demás quien inspira la poesía, por ejemplo. Sus detalles, repetidos desde siempre y renovados aún para siempre, han permitidos que seres humanos, desde casi el inicio mismo, buscaran formas para decir, explicar y encontrar en ello metáforas que nos digan las mismas cosas de siempre pero que todo el tiempo parezcan nuevas.
Si, el ser humano intenta explicar la belleza con las palabras. Es parte de sus posibilidades y la belleza, entonces, radica en ese intento de entrelazar palabras para que tengan un sentido. Luego con ello hacer que la interpretación que ofrezca sea agradable, consistente, eficaz, efectista o lo que fuera. Tal vez por ello, sigo pensando que lo marca la esencia humana es su capacidad de interpretar. Viendo lo mismo es capaz de dar sentidos distintos, de colorear de otro modo aquello que muchos ven. Interpretar, una forma de leer lo que nos rodea,  lo que nos llega, nos toca, nos afecta, nos inquieta y, luego de devolverlo de otra manera, muchas veces, a los demás.
Interpretar la acción que, creo, nos define principalmente como humanos y que nos pone frente a la decisión central del encuentro con el otro con la pregunta simple: ¿qué hacemos con la interpretación que tenemos en relación al otro? ¿La comunicamos?, ¿la imponemos?, ¿la compartimos?, ¿la discutimos? Y con la del otro ¿qué hacemos?: ¿la aceptamos?, ¿la discutimos? ¿la negamos?, ¿la despreciamos?, ¿la destruimos? Si interpretar nos hace humanos, lo que hacemos con esa interpretación define nuestro trayecto como humanidad



Sobre artistas



El arte no inmuniza de la crueldad pero si crea una buena excusa. Pensaba el otro día. Es decir, hay una forma de parecer cualquier cosa. Si tomamos cualquier profesión podemos ver sus formas y “jugar a ser eso”. De forma seria. Aparentar. Parece que somos “the best” en esa profesión haciendo ciertas cosas, forzando los estereotipos. Porque todas las profesiones, actividades y demás tienen estereotipos. Sea de lenguaje, formas, vestimentas, rituales, palabras a utilizar. Estereotipos que, obviamente, se utilizan de verdad. Sin embargo que llevados a una suerte de pantomima se utilizan para parecer un poco más.
Por supuesto el aparentar no implica saber, conocer ni ser. Pero, en muchos casos y, sobre todo, cuando la urgencia no aparece, hasta funcionan. Una suerte de fraude “psico-socio-cultural. Gente que dice que hace, que habla un poco mucho –en ocasiones que calla las palabras y dice con los gestos estudiados, preparadas-, para parecer un poco mejor de eso.

Pero volvamos, en esta ocasión, al arte. Uno ve a algunos que según su apariencia son artistas, es más algunos de ellos son realmente artistas, hasta buenos. Sin embargo eso no impide que puedan unos tremendos hijos de puta. Poner la sensibilidad a beneficio del arte, producir, con ella, una obra de una calidad espectacular que refleje con total claridad el sentimiento de un conjunto de personas que sean capaz de llorar, reir o extasiarse ante esa obra no quita, bajo ningún punto de vista, que esa persona sea un verdadero y completo ser brutal, cruel y demás. Algo así como que Picasso afectará al mundo con su Guernica y todo lo que implicaba no quita para nada, que era un soberano hijo de puta con sus mujeres.

La cuestión que asociación existe entre ello? Y, por otro lado, lo más grave, ¿Cuántos llamados artistas utilizan el arte como excusa? Me explico, puede ser que ciertas personas que son verdaderos ignorantes emocionales en sus relaciones sólo logren, por una verdadera incapacidad, expresar su sensibilidad en su obra. Tienen una suerte de discapacidad enorme para no enfocar su sensibilidad que para otra cosa que para la producción artística. Otra cosa, es esas personas que utilizan discursos, formas, rituales y demás como una coartada para producir daño, discriminar, afectar, destruir al otro. Estas personas son las peligrosas. Generalmente, vale decirlo, son personas que saben manejar “el relato”, “las formas” y se aprovechan de la necesidad y fragilidad de sus víctimas.


Quizás valga enseñar un poco más de eso cuando hablemos de arte.


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