

Este
fin de semana hubo un acto de barbarie en una exposiciónartística en Tucumán,
mi ciudad. Una exposición que puede no gustarme a mí y a otras personas. Es
más, hasta puedo preguntarme ¿Cómo pueden hacer eso y llamarlo arte? (todos
podemos ser ignorantes). Pero cuando el ultraje aparece, la agresión, la
violencia escondida, la negación que el otro pueda hablar (el arte es una forma
de hablar) ya no podemos aceptar. Porque lo que está en juego es que en nuestra
sociedad haya gente que aun piensa que destruir lo que no me gusta, lo que es
contrario a mí, lo que no me parece moralmente aceptable es un camino válido.
