Allí, definitivamente caemos en la imbecilidad, de mínima, y en las tiranías como máximo. Todo con consecuencias nefastas para
algunos (sobre todo algunas) o para todos, sobre todo, todas.


“O valor das coisas, não está no tempo em que elas duram. Mas na intensidade com que acontecem. Por isso existem momentos inesquecíveis, coisas inexplicáveis e pessoas incomparáveis....” Atribuido a Fernando Pessoa


Año nuevo, viejos deseos pero renovados y, claro está, nuevos deseos
también. Dados por escribir uno sabe que no dice todo pero sabe que vale la
pena el intento. Me aclaro que esta lista no acota mi capacidad de deseo y que
espero con ansias que a la vuelta de la esquina o en cualquier día, un nuevo
deseo se sume.
Deseo estudio, porque estudiar implica estar vivos, curiosos,
interesados, motivados y con ganas de lo nuevo. Estudiar implica leer y leer es
siempre una forma de intentar ver el mundo de otro modo y, a veces, con suerte,
lograr hacerlo y al hacerlo darnos cuenta que la diversidad es un motor y jamás
lastre.
Deseo, por eso y por todo, que tengan educación sexual todos y todas
siempre. Lo digo porque estoy convencido que esa educación es la calve para el
presente, para el futuro y para todo. El camino de la felicidad pasa
directamente por allí.
Deseo que uno pueda cumplir su trabajo y con ello sea retribuido de
una forma justa pero también que al hacerlo uno encuentra la dicha de
concretarlo, y la energía de renovarse. Que alguna vez alguien pueda llamarte
maestro, o “Captain, my captain” y que ello no sea razón de soberbia, sino de
esa simple vivencia de querer hacerlo un poco mejor.
Deseo que la lectura me acompañe nuevamente. Leer es escuchar cosas
que conocemos, tantas veces, de un modo nuevo, como también descubrir que no
conocemos casi nada y que todo se puede conocer y, es importante decirlo, es
creer que imaginar es más que soñar, es construir senderos que alguien los
recorrerá alguna vez. Deseo que aún pueda escribir, aunque sea repetitivo pero
no ceder en la tentativa de buscar una forma de decir lo mismo de otro modo.
Si, también donde, vía redes sociales,
copiamos y re copiamos y enviamos y volvemos a enviar las mismas tarjetas que
nunca jamás compraríamos en papel. Compartimos humor, compartimos videos,
compartimos mensajes gastados pero en estos días lo sentimos como una forma de
respirar, como una forma de perdonarnos, como una forma de deleitarnos.
No importa la creencia, no importa
si hubo un pesebre o no, no importa si papa Noel la sudaría feo con los 40
grados de mi ciudad, no importa si los renos vuelan y si el árbol tiene una
nieve de ficción. No importa nada de eso, solo es maquillaje, lo que importa,
sigue importando siempre que en esos días somos capaces de sentirnos que “somos
justos”, como diría Borges y así, seguir salvando un poco la humanidad. Solo
por ello, la leyenda, el mito o la historia, según tus creencias, ya vale la
pena. Así que la celebremos por ello y por más, valga decir: FELIZ NAVIDAD PARA
TODOS, PARA TODAS. Este año es bisiesto. Como cada 4 años, dirán, pero esta vez lo noté. Un día más, un año diferente. Una ilusión de creer que lo excepcio...