Es decir que se desencadena simplemente porque se combinan, sin ciencia de por medio, una disponibilidad, con una necesidad, en una ocasión, con alguien que ofrece, por un instante -que se puede prolongar mucho- la energía, por llamarla de algún modo, para que la alquimia aparezca.
Allí, en ese momento, todo toma sentido de una forma que no se describe, se percibe, real, concreta y eso nos envuelve. Así, los momentos, necesariamente se ordenan de alguna forma y, algunos de ellos, se transforman en momentos vitales para cada uno.
¿Cómo se mantiene? ¡una pregunta y tanto! Pero la respuesta es fácil. Como se mantienen las buenas cosas. Cultivándolas. En este caso, con lo que necesita toda artesanía. La comunicación que siempre se debe perfeccionar y que siempre necesita de dos que deben hacerlo; con la autonomía que, a mi entender tiene que ver con el pudor -en su sentido amplio-, con los límites que se modifican en el día a día e implican siempre saber que hacemos "camino al andar". Con el mágico retorno que produce la intimidad: el placer y una sensación de paz y serenidad. El resto es, como la vida misma, se puede planear pero siempre hay que vivirla.