miércoles, marzo 20, 2019

Ateos


Ateos es quien no tiene Dios. Es utilizado, generalmente, para referirse a quien no cree en Dios. En mi medio, se suele referir, por lo general, a quien no cree en el Dios católico, por el simple hecho de ser la religión más tradicional. Ya no, la más popular. Así, he conocido a muchos ateos, algunos que se revindican por eso y otros que no lo hacen pero se identifican con esa postura. En ese tratar con ellos me hizo ver que existen diferentes tipos. No de manera taxativa y cerrada he clasificado a los ateos que conozco en cuatro grupos. Los describo a continuación. Cabe señalar que no es una clasificación ni exhaustiva, ni académica, sino simplemente debida a mi particular manía de clasificar. Vamos con ello:
Ateos por razón: son aquellas personas que vengan o no de una creencia se toman el tiempo de razonar sobre ella y por ello toman partido “lógico” por el ser ateos. Estas personas no creen pero tampoco hacen apología de ello. Es más puede hasta parecerle simpático alguna actitud religiosa. No quiere que todos sean ateos, no tiene animosidad contra los creyentes, no busca convencer a nadie. Este ateo comprende que el que cree es dueño de creer y de seguir rituales y que los mismos sólo tienen el valor que tiene cualquier ritual.
Ateos por ambiente: son aquellas personas que crecen en un ambiente donde lo religioso no está presente o tiene valor más “colorido” como circense o secundario y por lo tanto terminan siendo ateos por qué es lo que conocen. No creen que sea una opción para ellos.
Ateos por bronca: son aquellas personas que estuvieron muy identificados con lo religioso y que su separación de esa creencia fue debida a algo que los lastimó o por presenciar algo que perjudicó a alguien. Son aquellos que se presentan como ateos pero que su rol es más que eso, es revindicar que todo el mundo debería ser ateo y que no serlo es por culpa de la religión, dueña de todos los males.
Ateos por vagancia, sin convicción simplemente lo son porque ser ateos le sale más “barato” en término de esfuerzos, energías, cosas a hacer y demás. No revindican el ateísmo, simplemente no ocupan su tiempo en pensar eso. Estos, obviamente, serían creyentes si la religión sería cuestión de menor esfuerzo. Es verdad que, en otras épocas, era más “cómodo” ser creyente, todos lo eran. Entonces los rituales eran también lugar de encuentro, los debates eran una simplificación pero permitía estar dentro. Hoy ser creyente implica un mayor esfuerzo, de rituales que no todos participan, de discusiones que uno quiere tener, de posiciones más discutidas, de saberse no tan bien visto.
Esta “clasificación” es un simple ejercicio. Es más, estoy seguro que pueden surgir algunas otras opciones Sn embargo, me parece relevante subrayar que el ateo por razón me parece admirable mientras que el ateo por bronca me parece más peligroso. Porque en definitiva la bronca siempre puede esconder la violencia y eso hace que el otro pueda sufrir. Antes que salten por el famoso tema de “defender a curas pedófilos”, valga aclarar que para todos los seres humanos deberían caerles las generales de la ley y ningún grupo debería darle algún tipo de inmunidad. Esto lo señalo porque  hay que  tener cuidado de cometer el mismo error que se comete con “todo planero es un motochorro”, “todo empresario es un esclavizador” y así se puede seguir.
Nunca jamás pensé ni escribí que un delito deje de ser delito. Valga decirlo antes que nada. Mi postura no tiene que ver con eso, sino con el hecho que recordar un viejo principio de las relaciones humanas: la bronca no es la mejor consejera. La razón puede darnos mejores argumentos aun en esos casos.


19/3/19

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