Hoy es martes, mañana es miércoles. Hoy es 2019 y mañana
es 2020. No cambia mucho. Es una soberana tontería creer que las cosas cambian
por eso. Sin embargo, es tan fácil sumergirse en la magia de pensar que todo
puede ser mejor. Es fácil caer en la tentación que una cuenta regresiva de 10
segundos nos abre la puerta para lo diferente, para lo renovado, para lo
deseado. Si, definitivamente es muy tonto, bastante ingenuo y, casi sin
fundamentos. Pero lo cierto que sobre eso edificamos futuro. Porque uno no hace
otra cosa que renovar con lo que tenemos, con lo ansiamos, con lo que
procuramos. Hacemos un intento de enmendar nuestras falencias y de creer que
podemos avanzar mejor y disfrutar lo que tenemos por sobre lo que nos falta.
No, no es una tontera, es la base misma de la humanidad que, sabiendo que es
proclive a tanto falencias, debilidades y errores (tremendos errores), no deja
de creer que aún puede hacerlo mejor, no deja de esperar que el trabajo, el
esfuerzo, la dedicación, la intención de hacer el bien logre modificar, paso a
paso, el futuro para uno y para todos.
Así que vamos por esos 10 segundos que no separan nada
pero que nos permitimos creer y con ello hacerlo realidad que el futuro es un
poco mejor simplemente porque nosotros deseamos, lo pensamos así y, por ello,
nos comprometemos para que algo de lo deseado, lo hagamos realidad.
Por ello, felicidades por la ternura que damos, por la
sinceridad con la que nos manifestamos, con la convicción por la que luchamos y
por disponibilidad con la que vamos al encuentro.
Porque lo que empieza mañana sea aún más parecido a lo
que deseamos y somos capaces de ofrecer.
31/12/19
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