He conocido mujeres. Esto es una obviedad de andar por la vida y no un auto elogio. Al haberme cruzado con varias he conocido una gama diversa de personas. Con ellas he interactuado de muchas maneras y varias me han ignorado con precisa decisión. Cuando la charla se ha hecho íntima y amena, con varias de ellas, he escuchado declaraciones de principios, muchas hermosas y heroicas, pero que han sido insostenibles. Sobre todo, cuando han apelado a alguna convicción sobre lo que no querían, porque era demasiado obvio que aún lo estaban buscando. Por eso eran decisiones que duraban lo efímero. Principios que podrían cambiar en la ocasión (todo eso no por ser mujeres, sino por ser seres humanos: nuestra especie no siempre es consistente). Porque lo sé: la incoherencia es sólo una cábala para los humanos.
Lo cierto
es que he visto mujeres que participaban de misas con ahínco, minutos después
de declararse ateas perdidas. Amantes de las fiestas que no toleraban la noche.
Abstemias con alta resistencia al alcohol. Mujeres independientes y autónomas
que escondían malamente la desesperación por encontrar quién les pueda mantener
su trajín de vida soñada. Mujeres que usaban su rostro como la demostración de
museo, gritando sobre lo bello que es lo natural. Las que se pretendían
eróticas ocultando la sensible parte donde su belleza era el todo. Las que
imploraban por un poco de cariño negándose a aceptarlo cuando lo recibían.
Pero
también, como es la humanidad misma, he encontrado mujeres que eran un poema
aún no escrito. Mujeres que fueron violentadas sin merecerlo. Jamás se merecen
la violencia y punto. Mujeres en las cuales el beso era la travesía eterna que esperamos.
Mujeres que al abrazarlas sentías que el mundo era perfecto. Mujeres que con la
voz creaban los mundos eróticos donde la inteligencia era toda sensualidad. Mujeres
que la piel era la suma de las virtudes. Mujeres con tatuajes como cicatrices y
las que a estas las ocultaban con las miradas. Mujeres que valían una misa en
París. Ariadnas que todos precisamos. Mujeres que eran las musas que siempre
son precisas. Mujeres amazonas dispuestas a compartir el lecho con la generosa
dedicación que sólo se tiene cuando comprendes que la vida no es eterna, pero
siempre el momento lo puede ser.
2/1/2023
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