Hoy, al inicio simbólico de algo nuevo, estas dos cualidades de los seres humanos son los deseos y pedidos para esta nueva etapa. Son como dos conquistas a conseguir. Dos conquistas que considero esenciales para el ansiado camino a la felicidad.
La independencia es un intento sostenido de tomar decisiones –con riesgo permanente de equivocarse, claro está- sin que las mismas esté impuesta por los demás. No quita que la interacción con el otro nos exija ciertas decisiones. Se trata de ser protagonista de aquellas cuestiones que tienen que ver directamente con nuestro hacer, sentir, creer y vivir.
Ser independiente es dejar de vivir bajo la amenaza del otro, del que tiene el poder, real o el que nosotros cedemos por nuestra auto-estima limitada o, mejor dicho, estropeada. En definitiva el lastre para no ser asertivo. Más que deseos, por lo que pueden ver, son verdaderas empresas de superación.