Se celebra hoy. Bombones, flores, sonrisas, cenas, música, baile, velas, sexo,
nostalgias, intimidad, placer y gozo -tal vez-, detalles y ausencias. Un poco de todo, un poco de mucho, un poco de
algo. Se celebra el amor, en ocasiones, en otras las circunstancias. Es el día
de una pareja. Sí, sabemos, hay algo de artificial en lo de un día especial.
Pero como una necesidad que vamos teniendo en estos tiempos de correrías. Un
día que sirve para pausas y recuerdos, para revalorizar cosas o para, en
ocasiones “quedar bien”.
Alguna vez, sin dudas, el día de San Valentín tendrá los condimentos
especiales. De lugar ideal, de circunstancias maravillosas y de la persona que
uno ama. Otras, la mayoría, uno se acomoda con lo que hay.
El día de San Valentín sigue siendo un día más en medio de lo que
esperamos un camino donde el amor debería ser un hilo conductor. Un día más en
el reino del amor es más que un simple día es una forma contundente de hacer lo
cotidiano como una buena costumbre. Pero los seres humanos parece que
necesitamos días para acordarnos de las cosas simples, bellas y concretas que
hacen nuestra humanidad.
Yo, por mi parte, confieso que he amado, que mi vida está plagada de
momentos vitales. Que hay encuentros que me dignifican y otros que año con
locura. En definitiva que las cosas simples son las que hacen que todo tenga
sentido y magia.
Feliz día de San Valentín, sea cuando fuera el día que leas esto.