Las relaciones son complejas. Lo sabemos por más que, a veces, sean
fáciles. Dos universos completos entran en juego y hay que adaptarlos a lo
nuevo, adaptarse con lo que tenemos en
nuestras alforjas y mantener una estabilidad constante o, por lo menos, la
mayor parte del tiempo. Es una verdadera alquimia, que, valga decirlo, ha hecho
funcionar a la humanidad. Porque lo cierto que las parejas han existido y
muchas de manera maravillosa y tantas otras de manera disfuncional, también. Cuando
una pareja funciona bien, es curioso, le llamamos “magia” y no trabajo. Es
verdad, en ocasiones, todo se ajusta muy bien y parece como una escena de baile
“espontánea” donde cada uno sabe dar el
paso y la pausa justa para que el otro haga lo mismo y así el conjunto sea
esplendoroso. Pero, el común de los mortales, necesitamos hacer algún esfuerzo.
¡Qué bueno que sea así!
¿Qué hace que una relación sea mejor? Pues la respuesta corta es trabajar
en la relación, como casi todo lo que hacemos. ¿Esto qué implica? Pues si hago
un listado personal –desordenado y circunstancial- se me ocurre lo siguiente: optimizar
la comunicación, descubrir el interés común para divertirse, entender y
permitir el humor del otro, reconocer las diferencias enriquecedoras, aceptar las
necesidades del lujo del placer, ver y proteger la fragilidad, combatir los celos,
osar las posibilidades de lo nuevo, aceptar los limites, renovar el deseo,
imaginar el futuro, ser creativos en varios instantes, alimentar la
disponibilidad, hacer turismo en la intimidad.
Pero, concretamente, sin pretender que sea un manual de nada, hoy quiero
aportarles tres consejos, “dicas”: 1]
Hablar de sexo. 2] Encontrar una actividad recreativa compartida, por ex baile
y 3] Reconocer, aceptar y trabajar los limites.
No, no es una panacea. No existe garantía que funcione pero es mejor andar
con algunas ideas que ayudan. Sólo son sugerencias para aquellos que no tiene un
plan específico y se andan preguntando por dónde ir. Pues, en estos laberintos
la gente se pierde y por ello, una pista no viene mal. Aunque sea para generar
que uno se cree sus propios consejos.
Así que bueno, lo cierto que sea este plan u otro lo que sí parece una
necesidad es pensar que hay que echarle
ganas a las relaciones, que hay que buscar compartir, que mejorar en todo
es necesario e innegable y que el encuentro debe ser diario en la diferencia y
en lo que nos produce ese sentimiento de certeza que ese otro es nuestro mejor
testigo.