El ser humano se define, entre otras cosas, por la diversidad. Forma
parte de su capacidad; es más, hasta podríamos decir que es su vocación. Por eso de mayor diversidad, mayor riqueza,
mayor humanidad. Efectivamente, si lo pensamos, los peores crímenes, los que más detestamos son fruto de la
destrucción de la diversidad. Desde los genocidios hasta la destrucción del
medio ambiente pasando por la violencia que nos invade lamentablemente.
Por eso creo que exaltar la diversidad nos hace proclives a dar pasos hacia adelante, a crecer
como humanidad, en definitiva, de tomar el riesgo de ser mejores y más felices. Antes que los
trasnochados de la razón salten desaforados valga aclarar que exaltar la
diversidad no implica otra cosa que comprender que el otro es otro, porque lo
es. Que esa alteridad nos obliga a buscar las posibilidades del encuentro y, al
hacerlo, podemos construir universos de posibilidades de ser más uno mismo, nunca jamás de ser
el otro.
La diversidad implica que el otro, al ser él mismo, o sea, no sea como yo, la diferencia es una realidad posible. Así, que exista un otro que no piense, no sienta, no crea, no busque, no desee como yo es un hecho cotidiano. Algunos pueden ver el problema en eso, pero, ojalá también sean capaces de ver que por esas diferencias inherentes a estar vivos estamos “divinamente
condenados” a procurar puentes para acercarnos a los demás. Puesto que con
ellos somos capaces de construir oasis de paz, serenidad y creatividad, entre tantas cosas. El amor, lo recordemos, consiste en aceptar lo diverso del otro para permitir
que sea un poco mejor recordando siempre que somos el otro para los demás.
Un día nuestra especie humana se superará. Será mejor, dejará de lado la violencia y hará una acción concreta para neutralizar todo tipo de odio contra el otro. Ese día, si llega, entre otras cosas, la humanidad toda, tendrá un orgullo real de su diversidad.
Un día nuestra especie humana se superará. Será mejor, dejará de lado la violencia y hará una acción concreta para neutralizar todo tipo de odio contra el otro. Ese día, si llega, entre otras cosas, la humanidad toda, tendrá un orgullo real de su diversidad.
Mientras eso no esté, sigamos bregando por ese futuro mejor para la
humanidad. Para hacerlo, doblemos el esfuerzo de luchar contra todo tipo de discriminación
del otro, fomentemos la diversidad como manera de ser, reclamemos leyes más
justas y equitativas para todos los seres humanos y, porque creo firmemente, exijamos una
educación sexual integral YA, que es una de las verdaderas garantías que tendremos
que la diversidad sea una forma de ser uno mismo, siempre y que la humanidad sea aquello que siempre soñamos.
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