El 4 de septiembre se celebra el Día mundial de la Salud
Sexual. Cada año se escoge un lema, con el objetivo de focalizar la reflexión y
promover las acciones. El lema 2017 es: “amor, vinculo e intimidad en la salud sexual,
una posibilidad para todas las personas”. Un lema que pone en palabras un axioma
central para quienes trabajamos en salud sexual:
La salud sexual abarca la totalidad del ser humano, por
ello es de una obviedad total que excede por lejos lo genital, aunque lo incluye
también.
En esta perspectiva tenemos que pensar y trabajar. Tres
elementos me parecen que pueden sustentar esta posibilidad:
1] Insistir en la implementación de una educación sexual
integral (en mi país, Argentina, según lo indica la ley nacional nº 26150, una ley
maravillosa que busca lo integral). La falta de una educación sexual real y responsable
(o sea que sea sistemática, integrada, formal, actualizada, constante) sigue siendo
una deuda que existe en el mundo tanto con nosotros, como con nuestros hijos y con
nuestro futuro. En la educación sexual están las semillas que pueden generar antídotos
contra la violencia, producir realmente una equidad en las relaciones y dar herramientas
específicas para que las personas tengan la capacidad de disfrutar de relaciones
sanas y, por ello, satisfactorias y, por consiguiente que sean capaces de amar de
modo pleno (Nivel educativo).
2] Renovar el esfuerzo sin concesiones para que todos comprendan
que la diversidad es una riqueza de la humanidad en todo su sentido, y que por lo
tanto una sociedad crece en la medida que podemos respetar la misma y generar una
lucha denodada contra todo tipo de discriminación, explícita o implícita. Para esto,
que comienza con la educación, debe plasmarse en leyes que protejan la diversidad,
fomenten la posibilidad de expresarse, genere equidad en salud y que se canalice
la comunicación como un recurso genuino (Nivel sociocultural y legal).
3] Generar espacios de intercambio y consulta donde las
personas tengan la posibilidad de plantear sus dudas, comprender sus problemas y
aspirar a una solución. En la actualidad los profesionales de la salud pueden dar
respuestas para mejorar la vida sexual de las personas. Esto es también un derecho
que se debe solicitar (Nivel sanitario y personal).
Estas opciones buscan una sola cosa: que el ser humano
sea capaz de vivir su vida sexual de un modo que se potencie su ser. En esas condiciones
la salud sexual se asienta sobre este lema de este año: amor como posibilidad del
encuentro, vínculo como condición de la libertad e intimidad como consecuencia del
consentimiento. Fomentarla con todas las posibilidades que hoy la ciencia, la cultura
y conocimiento lo permite debe ser más que una expresión de deseo, sino un esfuerzo
sistemático para ello.
La salud sexual tiene que ver con la vida plena de las
personas. Lo pensemos y lo vivamos así comprendiendo y veremos que la sexualidad
plena, saludable es consecuencia del uso de la comunicación asertiva, del fomento
permanente de la autoestima, del empoderamiento de las personas para generar un
mejor consentimiento, de la autonomía del deseo, de la responsabilidad constante
por uno y por el otro, entre otras cosas.
La salud sexual es un derecho humano innegable y que hoy,
finalmente lo vemos como imprescindible. Desconocer esto es una ignorancia, no hacer
lo necesario para que se desarrolle como tal es un delito y, para los puristas,
sería “un pecado de omisión”. Es hora que lo comprendamos. Así que vamos todos y
todas a intentar que este lema 2017 sea más que una expresión de deseo, sea una
forma de vivir nuestra vida.
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