Puesto a
desear es mejor pensar cosas simples y posibles, dirán. Pero las vistamos con
los mejores ropajes de utopías que se renuevan y nunca, pero nunca, destiñen o
se olvidan. Dicho esto, valgan mis deseos para el 2019. Son mis deseos y se los
ofrezco, que cada uno tome de ellos lo que les plazca. No por generosidad,
quizás, sino porque estoy seguro que deseos compartidos ya tienen mayores
posibilidades de hacerse realidad.
Deseos
encuentros, porque la vida es encuentro. Deseo sentimientos, expresados y
compartidos, porque así prueban que lo son y no simples protocolos. Deseo
comidas elaboradas y ofrecidas, desde un sándwich de queso en la cocina, hasta
una paella de larga preparación. La comida podrá variar en lo nutritivo y
saludable, pero nunca debería variar en la sutil manera de decirle a alguien
que es importante.
Deseo sexo,
carnal, pasional, melodioso, intenso, cotidiano, placentero, íntimo, sin
horarios, como si nos bajásemos del mundo un instante o una semana. Si eso fuese mucho,
deseo que lo ansiemos o lo pensemos como una posibilidad en cada intento.
Deseo “deseo”
porque es fuerza motora y además porque tantas veces se enhebra con otros que
lo hacen posible y te empujan un poco más y te permite llegar allí donde es
necesario.
Deseo
libros, esos que leeremos y otros, que todavía nos inviten a ser leídos. De
todo tipo o de alguno, por lo menos; pero dado a pensar que, por lo menos, uno sea de poesía, o una poesía al menos leer. Porque no puede haber
literatura sin un verso que valga la pena una vida eterna.
Deseo
música, para sentirla con la emoción y vibrarla con el cuerpo. Tanto como deseo
baile, como forma de acercarme y como forma de elevarme. Que el baile no pare,
que el cuerpo invite y grite que la vida tiene esa alegría que nos permitimos y, que a veces, contagie. Baile de todo tipo pero dado a elegir un tango por lo menos, porque ese "abrazo" lo merece largamente.
Deseo salud,
por más que primero la de ellos, los que uno anda amando por sobre todo, un
poco también para uno para poder acompañar todavía a quien aún necesita esa compañía.
Deseo que si hay enfermedad puede disimularse sin riesgo, sin molestia, sin
cambiar el cotidiano.
Deseo trabajo,
ese trabajo que te permita el viaje y los pequeños lujos de vivir tranquilo
pero también, ese trabajo que te permite ser útil, sentirte bien y ofrecer ese
cotidiano que hace que el otro sea un poco más feliz con los detalles
compartidos.
Deseo ver teatro, cine, música. porque al hacerlo escucho el maravilloso cantao de sirenas que me dice: vamos, vos podes, vos necesitas el arte. Y por ello, deseo más
arte porque hay demasiado para decir y pocas formas más intensas que el arte
para hacerlo. Que sea el que pueda y que el talento, aunque sea un amante
pasajero, me acompañe cuando decida hacerlo. Que cuando lo pueda hacer alguien
sienta que valió la pena a pesar que uno termine repitiendo lo ya dicho por tantos otros.
Deseo que el
deporte sólo sea una excusa para divertirse, sentirse bien y encontrarse.
Deseo que la
amistad siga siendo la posibilidad de no sentirse solo, nunca y de saber que
encontrarse está siempre al alcance de la mano.
Deseos
besos, como artesanía, como posibilidad, como realidad, como quimera y como
gesto único aunque cotidiano. Valga también como promesa: prometo besar más, porque nunca es "mucho".
Deseo
abrazos porque darlos es un lujo y recibirlos es necesario. Deseo que el abrazo
sea una de esas formas que tenemos de decir aquí estoy, conta conmigo. Siempre recordando que los abrazos buenos son los que tienen nombre y apellido. No se abraza al azar, se abraza a alguien.
Deseo,
nuevamente, educación sexual para todos porque estoy convencido que hacerla
bien y completa permitirá dejar para el futuro un mundo mejor que espero que mi
hijo pueda disfrutar.
Deseo que
haya un poco más de equidad hasta el punto que la pobreza no sea esa herida
interior que sufrimos, aunque la ignoremos.
Deseo que mi hijo sea feliz y ser parte de ello. Reirse con un niño ya es un monumento a la vida. Reírse un poco más es un ejercicio de vitalidad.
Deseo que mi hijo sea feliz y ser parte de ello. Reirse con un niño ya es un monumento a la vida. Reírse un poco más es un ejercicio de vitalidad.
Deseo que la
vida sea eso que anhelamos, decimos como importante, elogiamos como esencial, aspiramos
como algo simple, aunque la escondamos muchas veces, tras las excusas de la
complejidad inexistente.
Deseo
que la felicidad sea la forma de ver, sentir, estar y soñar en este 2019.
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