Hacer arte, zambullirse en el arte, apreciar el arte, escuchar el arte, soñar con el arte, desear el arte, detestar el arte, amar el arte. Hay tantos verbos que pueden asociarse a arte. Porque no hay forma que pasemos por la vida sin que este aparezca como parte de nuestro andar. Sea como simple escenografía, sea como esa pasión que moviliza. Arte como necesidad, arte como ambición, arte como deseo, arte como objeto, arte como encuentro.
La paradoja del arte está porque podemos definirlo simplemente, pero sabemos que no hay definiciones que tengan sentido frente a este. El arte es un pedido, una invocación, una expresión, una intimidad, un grito que calla, un silencio que dice y viceversa también. El arte es ese intento humano de creer que es posible condensar sentidos, deseos, historias, vivencias, ambiciones, expectativas, recuerdos, sueños, realidades y otros universos en algo para ofrecerlo como un testimonio, a veces racional, otras delirante, de que alguien siempre tiene algo para decir.
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