Porque no me comprendieron pero me aceptaron.
Porque, tantas veces, siguen sin comprender pero me aceptan aún más.
Porque siempre esperamos que lo hagan, aún cuando no lo consiguen.
Por lo compartido, ayer, hoy y mañana.
Por esas sonrisas y esas muchas risas.
Por la distancia que nunca es lejanía: lo sé y lo sabe.
Por que conocemos el paño y sabemos la real esencia de la esperanza que nos alimenta.
Porque, simplemente, se me antoja y se les antoja
¡Feliz día y mejor vida siempre! (que no es poco)