lunes, julio 20, 2015

Amistad


Pocas cosas son tan necesarias y, al mismo tiempo, tan bastardeada como la amistad. La base de la amistad radica en la fragilidad compartida, sin alardes ni miedos; en la solidaridad comprometida, en la alegría potenciada y en la tristeza disminuida. En la sensación real que de un alguien que puede darnos una mano, o quizás no, pero lo intentará.  Quizás por eso, siempre se insiste que son pocos, por más que tengamos muchas relaciones amistosas. Es decir, pocos de los muchos que pueden decirte “feliz día, amigo”, son realmente esos amigos que uno atesora, necesita, busca, encuentra y siente como tal.
La vida, como camino que es, nos lleva a tantos lados, aún sin salir del terruño y por ello, nos aleja, nos acerca de tantas personas que van cambiando sus maneras de encontrarse, de acompañarse, de sentirse. Pero algunos, pocos, se mantienen de un modo tan real y dispuesto como es necesario.
Nunca serán muchos los amigos que podemos tener, pero que los hay los hay, eso sin dudas. Así que porque eso es tan real y concreto para cada uno, hoy es un buen día para un gesto, que simplemente actualiza los miles de otros gestos que tenemos cada día. Así que quizás, allí está la diferencia. Tu amigo es aquel con el que has tenido un gesto –de pensamiento, acción o lo que fuera- muchas veces en este último año y que hoy simplemente lo actualizas. El resto, esas relaciones amistosas que podemos tener, el sentirnos en la ola de “afectos” potenciados por la publicidad del día, le sonriamos con la delicadeza de desear que, ojalá, ellos también tengan su amigo, su amiga para celebrar o simplemente para estar, o, quizás, para evocar porque alguna de las distancias posibles se metió en el medio hoy.

Así que si, feliz día, amigos

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