En este día se conmemora el retraso como humanidad en
reconocer derechos e instaurarlos para toda la humanidad. Se recuerda, además,
que se cometieron delitos bajo la falacia de la dominación masculina. El día de
la mujer se instauró para celebrar que se comenzó a trabajar de forma específica,
decidida y activa para conseguir que nuestra humanidad sea justa.
Este día no es sobre las virtudes de la mujer, es sobre la
lucha para asumir totalmente que los derechos de las personas son de todos y de
todas. Es verdad, se ha avanzado mucho. Pero estábamos muy atrás en el camino
hacia una única verdad: todo ser humano tiene derechos innatos que deben ser
defendidos, promovidos y exaltados.
En este día de la mujer, aún con tantas cosas conseguidas,
porque es bueno saberlo, se reconoce que queda mucho por hacer. Aún hay mucho trabajo
para lograr la equidad. Personalmente, sostengo un tema como ineludible, sin
negar ninguno de los que se promueven para hacer la diferencia en esta temática.
Hoy, día de la mujer, vuelvo a insistir sobre la necesidad de concretar una
educación sexual integral (tal como la expresa la ley 26150 del país). Esto no
sólo es una obligación legal sino uno de los caminos más concretos para avanzar
hacia una sociedad más justa, equilibrada y que aspire a eliminar al machismo
que tanto denostamos.
La falta de una educación sexual integral concreta, eficaz y
permanente es una de las deudas que tenemos. Porque hacerla implica avanzar por
el camino más prometedor para conseguir esa utopía que tantos imaginamos: “promover
el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para
nuestra posteridad y para todos los hombres y mujeres –¡sí!, agregué- del mundo
que quieran habitar en el suelo argentino”.