Siempre pensé que besamos menos de lo necesario. Que no nos
permitimos tanto el placer que contiene esos movimientos de labios (en
ocasiones, también de nuestra lengua). Besamos y con ello trasmitimos cariño,
ofrecemos disponibilidad, encendemos el deseo, permitimos el placer, acordamos
confianza, creamos erotismo, nos dejamos invadir por el sentir, simulamos el
infinito, traducimos en gesto mil palabras, nos abandonamos a la tentación, nos
autorizamos la ingenuidad, educamos a la entrega, somos educados al encuentro,
nos convocamos a más, nos traicionamos un poco, cedemos a la simplicidad, nos
abrazamos al futuro, nos recordamos de lo pasado, nos permitimos la desnudez de
nuestra alma, nos guarecemos frente a lo desconocido, nos limitamos en los
sentires, nos sumergimos en los sentimientos. Un poco de cada cosa, un poco
mucho de cada, un poco nada de cada cosa.
Por eso besa como si la vida se fuera en eso, como si al
hacerlo sintieses que vives más. Besa para encontrar, besa para buscar, besa
para ser, besa para vivir.