Hay límites donde la estupidez deja de ser simple estupidez para ser
crueldad, para ser injusticia, para ser despreciable. Lo es cuando se compara
libremente dos cosas incomparables para crear una mezcla ideológica perjudicial
y sumamente peligrosa. Eso, sobre todo, es peor cuando lo hacen seres pensantes
que se presentan como intelectuales y encima con una intención moral. Allí,
esos seres, directamente, pasan a ser malas personas. Sumado que, de forma tan
indigna, atentan, principalmente, contra lo que pretenden defender, dando
cabidas a quienes, en la vereda opuesta, ya los ven como retrógrados, fascistas
puros y enemigos de la realidad.
Comparar el holocausto nazi con el aborto es un ejemplo claro de lo
que acabo de mencionar. Puedo llegar a entender a quienes pretendan defender la
posición contra el aborto. Puedo encontrar en su razonamiento argumentos que
sostengan esa posición, por más que no sean ni únicos, ni de verdad absoluta.
Pero, la comprensión tiene aquí un límite inaceptable. Comparar el holocausto
nazi con el aborto es un ultraje a la humanidad, a la posibilidad de pensar al
ser humano como un ser espiritual, a la memoria vital de nuestra especie, a la
posibilidad cierta de imaginar utópicamente que, jamás, podremos volver a
repetir tamaña destrucción.
Si quienes lo hacen, encima, se presentan como universitarios (o sea
con una formación sistemática en formas de construir razonamientos), con una
idea moral “superadora” (lo que implica una idea de bien común constructiva
para todos los seres humanos), como una forma de mostrarse defensores de la
vida (en el sentido del valor concreto que tiene toda vida para el universo),
la comparación se hace no sólo deplorable, sino inaceptable, proclive a la
apología de la destrucción de la humanidad en sus valores esenciales de la
alteridad, de la creación, de la trascendencia.
Aceptar este razonamiento es aceptar que somos monstruos, que somos
aquello que desde el inicio mismo de nuestra especie es el lastre peor que tenemos:
somos capaces de destruir al otro simplemente porque es otro. No quiero
transar, ese razonamiento es inaceptable desde cualquier punto de vista, desde
cualquier credo potable, desde cualquier forma de sentir que la humanidad emana
de la materia o de algún Dios. No cedo, no negocio, no permito que la estupidez
sea crueldad. Es mi límite.
A qué líder o autoridad te refieres en este pensamiento? Puedes especificar?
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