El zoom nos limita y nos expone. Así nuestro cuerpo queda limitado a una ventana donde se ve el rostro y se escucha la voz con más clareza. Al mismo tiempo, esa cámara sólo capta un poco de nuestro cuerpo. Pues si así lo sabemos, lo que importa es tu rostro, tal vez tu peinado y lo que lleves puesto en el torso. El resto no se ve. La pregunta cae de cajón, aunque no sea nada trascendente su respuesta: ¿está bien estar descalzo mientras uno da clases de zoom? (el descalzo valga para todo lo que no vea, valga la aclaración).
Esta tontera, debería saber que implica varias cosas. La
primera, no es una pregunta objetiva sobre si la remera es roja o blanca. Estoy
preguntando una opinión sobre algo que el que responda podrá darle una argumentación
bien construida o no. Entonces, lo
primero a recordar es que una opinión es una observación sobre lo que pensamos
de algo. Pero allí se agrega la primera complicación. ¿Cuándo pedimos una
opinión, no estamos pidiendo de algún modo una que me digan si está “bien” o “mal”?
Es decir, no pedimos sólo una opinión, sino una suerte de regla sobre lo que
hacemos o pensamos hacer. Esto que parece verdad de Perogrullo, no siempre se
tiene en cuenta, menos cuando, además le agregamos un detalle que pasamos por
alta. Muchas veces, nosotros tenemos ya una idea sobre eso, esto implica que
deberíamos preguntarnos realmente, si lo que queremos es una opinión o, una
confirmación.
Ahora, esta pregunta sobre el zoom, que parece banal, tiene
un trasfondo más trascendental: ¿qué lugar ocupa la imagen del otro en nuestro
juicio? Más allá de los discursos sobre “ver el alma” o “que lo que importa es
lo de adentro” (variantes de una naturaleza humana de carácter real pero
invisible directamente), lo cierto que una gran parte de la humanidad, me
atrevo a decir, sobre todo los que hacen una apología en redes sociales sobre
lo contrario, les interesa mucho la imagen. Con la imagen, no sólo tienen una
primera impresión, que sería algo bueno, sino que avanzan a nivel de juicio,
casi sentencia. No en esos términos, sino en la acción concreta, como empiezan
a buscar pruebas de lo que su “sentencia” ya sabe.
De allí, pienso, ¿no será qué frente a alguien, muchas
veces, nos empeñamos en ver el recorte y llenamos los vacíos con nuestras
propias limitaciones? ¿Para ello deberíamos pensar cuanta capacidad tenemos de
pensar más hipótesis sobre algo, posibles respuestas que sean diferentes a las
que se nos ocurren cuando establecemos sentencias? Más simplecito, ¿practicamos
la empatía como una actitud o la declamamos sólo como una carencia de los
demás?
La tolerancia, parece ser importante, pero debemos recordar que
la misma es uno de los primeros peldaños de la alteridad como vivencia y como
necesidad imprescindible para la humanidad. No es el fin ser tolerantes. El fin
es ser capaz de exaltar la diferencia, la diversidad como una forma incalculable
de riqueza: el otro es importante porque es otro y yo, soy el otro también.
A mi parece que la imagen es muy importe, y me pregunto si ¿la imagen es lo que se ve en la pantalla? ¿ ¿para la captar la imagen será necesario "el vivo y en directo"? y me parece que lo que nos salvaría de quedarnos fijados a esa 1° impresión y hacer de ella una "sentencia", es ser conscientes de que es solo una suposición, una hipótesis. Eso, creo, es fundamental para llegar a lo que dices al final "El fin es ser capaz de exaltar la diferencia, la diversidad como una forma incalculable de riqueza: el otro es importante porque es otro y yo, soy el otro también."
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