Alguien me dice un día: No estoy con enojos, sino que digo verdades. Como si fuese una verdad verdadera. Con toda intención usé la redundancia. Es un comentario que, seguramente, uno escuchó muchas veces. Yo lo hice. Como si fuese una sentencia. Pero, lo cierto que la gente confunde franqueza, con verdad. Decir lo que creo, o sea emitir una opinión no le da a algo status de verdad debería ser algo que no necesita aclaración. Pero, hay personas que creen que "son verdades, cuando en realidad es que me da lo mismo decir o no decir lo que se me cruza por la cabeza, aunque, como pasa con la vida, de vez en cuando, acierte.
Pensé en esas personas que, por lo general, sacan de una
fotografía, la idea de toda una película y van por la vida convencidos que son
buenos y que su problema es hablar de más, por culpa que los demás no creen en
la verdad. Lo llamativo, suele ser que están convencidos que son certeros,
conocedores, sinceros y profundos. Como también que, no es inusual que sean lo contrario en cada uno de los puntos.
Aclaremos, todos tenemos derecho a tener una opinión, eso estoy
convencido. Sin embargo, una opinión es otra cosa que un hecho y no tiene nada
que ver con lo que el otro puede darle de valor a algo. Pero estas personas,
curiosamente, creen que tener una boca presta a sentenciar es una virtud y que
los demás son los atados a sus propias creencias equivocadas, a su incapacidad de percibir la epifanía de la palabra revelada.
Cada cual debería hacerse cargo de sus opiniones. Pero, no
es lo mismo hacerse cargo si uno la considera una virtud, a hacerse cargo si uno
asume que se equivocó. Debo insistir, todo ser humano debería ser capaz de dar
su opinión sobre lo que se le antoje, aun cuando pueda equivocarse de cabo a rabo. No
se trata de esa libertad. Estoy hablando de emitir opinión con alguien con quien
uno tiene alguna relación. En esos casos, deberíamos recordar que las palabras son una de las formas
que tenemos de brindar calidez, apoyo, empatía, cercanía, cariño y también franqueza,
disidencia, ideas diferentes y lo que soporta una relación. Pero para hacerlo,
uno debería aprender, practicar y desarrollar el abc de una
relación buena: afecto para estar, bondad para recibir y comprensión para
ofrecer. Eso, definitivamente son valores que hacen que la franqueza ilumine un
poco más el camino hacia la verdad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario