La realidad es la que vivimos. Construida, como dicen los
sociólogos, sin dudar que es así. Modificable, por lo tanto, lo suscribo, sin
vacilar. Pero en el momento que pasa, en el aquí y ahora que nos toca, es la
que hay. La que vemos, sentimos, vivimos, disfrutamos o sufrimos. Puede ser
mejor o peor mañana, pero cuando la preocupación aparece es en hoy que existe,
se impone y juega sus piezas. Al fin y al cabo, la promesa del mañana, depende
del mañana y de lo que haya.
La realidad es lo que tenemos como momento actual. En esto,
abris los ojos y ves a quien ves, aunque no sea quien deseas hacerlo. Tenes
ganas de hablar con alguien y es quien te responde o a quien podes o, valga decirlo, a quien te permites llamar quien
tiene la presencia. Por más que sea una otra persona a quien quieras decirle algo o
escuchar un poco todo. Es, en medio de la noche, donde podes imaginar mejores
sueños, pero cuando el insomnio está, lo que importa es a quien podes recurrir,
no a quien desearías hacerlo. Esto no quita que puedas soñar y seguir aspirando,
haciendo y procurando lo que deseas. Pero en el aquí y ahora, importa quien
está y, sobre todo, quien puede estar. Si, reconozcamos que hay varias maneras
de estar y eso vale la pena remarcar. No es la no-distancia física la que
estamos hablando, es también la que permite la sensación de presencia. Algo
que, cuesta mucho. Estar presente físicamente sólo necesita coincidir en el
espacio, por más que sabemos, eso no es suficiente. Estar presente de otro modo, precisa otros sentires, otras formas,
otras intenciones, otros estímulos y otras sensaciones. Pero, se comprende que
se hace lo que se puede. Valga también, recordar que, si tuvimos la vivencia
que responde a nuestro deseo, porque alguna vez la vivimos, nos puede permitir,
hacer como un collage con las vivencias y armar algo un poco más real. De ese
modo el deseo de quien no está puede ser más tangible. Pero, sólo es un
paliativo. El deseo necesita presencia viva.
Es verdad, uno no recurre a todos los que pueden estar,
porque, lo sabemos, no todos ni todas somos para toda situación. Pero, lo que
cuenta, es el sentir que la disponibilidad concreta está.
Esto, podría ser leído como una recriminación. En ese caso,
sólo certificaría una verdad elocuente: el plano de lo que deseamos, no es
igual al plano donde construimos el deseo. El primero es ficticio aquí y ahora,
el segundo, es el que permite, en ocasiones llegar al deseo. Porque es en piel,
en intimidad, en estímulos, en sensaciones, donde el deseo real pasa. No sólo
el sexual, por más que parezca el único al que me refiero.
Así que si, la realidad será lo que ustedes quieren, pero se
vive aquí y ahora y con lo que hay, no lo que quizás haya en algún momento, a
pesar mío y de mi deseo.
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