El cinco, vuelvo a él, como si fuese una ruleta, sería
el número y no puede ser el 55 porque como saben los que alguna vez creyeron en
la suerte como una muestra de justicia divina, la ruleta sólo tiene 36 números.
Pero bueno pensando en 5 y que este se repita, es más fácil imaginar cinco
cosas que sean como una suerte de norte, o tal vez sur, porque el sur también
existe. Aunque no veo porque en oeste, donde la leyenda dice que había un
romanticismo de otra época o el este, donde Oriente sigue siendo tan atractivo.
Al fin y al cabo, solo es cuestión de pensar que tener una brújula te ayuda a
saber dónde estar, pero no necesariamente a donde ir. Así que descartó lo del
norte y me quedo, nuevamente, con el cinco como propuesta.
Encima si pienso que es el 2021 y le quito 55 da 66 y
si no fuera porque le falta n 6 sería un número para preocuparte. Aunque por lo
que aprendí, o me lo estoy inventando de cuajo, dos seis hablan de un demonio
sin toda la maldad que está en el tercer seis. O sea, sería como ese demonio
que se permite algunos placeres o que los has vivido sin pensar en el pecado
que otros le atribuyen a esos gestos. En definitiva, sería algo así como una
ecuación, tres seis es para quien hace lo que te lleva literalmente al infierno
y cuando son solo dos, pues nada, quizás hayas conocido algunos paraísos. Esto
me lo acabo de inventar, confieso, pero suena bonito y entonces vale.
Pero volvamos al mítico número “5” de mi relato. Así
podría pensar 5 nombres que tienen mi historia, pero me dejaría de lado a
tantas personas, aunque no llegaría a 55 o, confieso, o, si incluyo a esas
personas que sé, quizás las pase. Pero si pongo nombres, sé que debería no
mencionar algunos y sería una injusticia. Por ello, quisiera imaginar 5
momentos que son el todo para mí, pero como síntesis es tan personal que no
pretendo mostrarlas aquí. Es obvio que la vida nos ofrece mojones que hacen que
las cosas tengan sentido para ver un recorrido tortuoso, en mi caso, donde lo
efímero es una sensación que acaricia la constancia de los hechos. Sutilmente
contradictorio, porque lo sé, algo de ello esconde este recorrido.
Cinco deseos serían más fáciles de pensar, pero
prefiero no decirlos porque, aunque sea todo verdad aquello de que quien avisa
no traiciona, tampoco hay que alertar a los envidiosos que siempre juegan su
papel en la forma aleatoria en que las cosas se hacen. Por lo menos eso dicen
los que saben. No diré ni cinco libros, ni cinco películas, ni cinco canciones,
ni cuadros, ni obras de teatro. La vida se merece mucho más de eso y de tantas
cosas, pero sólo cinco sería una estupidez, más propia de limitación mental que
de promesas.
Cinco amores, uno está tentado en pensar, pero todos
lo saben, o deberían saberlo, los amores no se piensan mucho, se siente todo y
están allí, armando acciones o, tal vez, tallando recuerdos que se renuevan con
lo simple o se sienten con la ausencia. Que sean deseos, pero hoy no, porque
los deseos son las simples formas que tenemos de imaginar lo que está llegando,
o eso quiero pensar hoy y por eso, saldré a su búsqueda, que quizás sea una de
las formas más simples que tenemos de hacerlos realidad.
Entonces, ¿qué me queda? Pues lo necesario: la
alegría que alegra, la compañía que acompaña, el amor que ama, el deseo que desea
y la tranquilidad que reina, porque que tranquilice es muy poco. ¡Qué lo pario!
Tan simple y tan complejo. Pues, la vida es así, uno se da el lujo en un día
como este de pedir lo imposible y sentir que está aquí, justo donde uno está.
17/11/2021
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