El próximo miércoles, como cada 1 de diciembre, se celebra el Día Mundial del Sida. Al respecto dice la Organización Panamericana de la Salud: “este día es una oportunidad para apoyar a aquellos involucrados en la lucha contra el VIH y para mejorar la comprensión del VIH como un problema de salud pública mundial”. Este año la campaña tiene el lema: “Pon fin a las desigualdades. Pon fin al sida. Pon fin a las pandemias”. Tres problemas de salud que existen, aunque se realizan esfuerzos sistemáticos y dedicado para hacer frente a ellos. Sin embargo, no se puede evitar que estén presente. Me refiero a la desigualdad, pero sobre todo la inequidad; al problema del sida y, también de las ITS y, finalmente, el problema de las pandemias que siguen ocurriendo.
Sobre lo primero, la Organización Mundial de la Salud
dice que las “inequidades sanitarias las desigualdades evitables en materia de
salud […] inequidades que son el resultado de desigualdades en el seno de las
sociedades y entre sociedades”. En este sentido la equidad, que es un concepto
que enaltece a la humanidad, no sólo es urgente, sino que no es utópico, sino
muy pragmático. Por eso responde a la pregunta concreta ¿qué hacemos para
contrarrestar las inequidades que podemos ver en el cotidiano? Porque, si bien
la carga principal está en quienes ejercen el poder de alguna manera, también
tiene que ver con el cara a cara, donde somos capaces de generar los cambios
que se necesitan. Todos los días, cada uno de nosotros puede hacer algo, es más,
seguramente lo hace.
El segundo pedido que existe es “poner fin al sida”. Un desafío enorme al cual la ciencia se encuentra abocada. Pero también hay que asociar este problema con el de las infecciones de trasmisión sexual. ¿Por qué? Porque la prevención sigue siendo la misma, que incluye el utilizar los recaudos en las relaciones sexuales, entre otras cuestiones. El uso del preservativo y del campo de látex en las relaciones. Pero usarlo implica no sólo hacerlo, sino hacerlo bien. Esto es algo que se debe aprender. Nuevamente aparece en escena la educación sexual integral que en unos de sus contenidos incluye esto (con muchos otros) las normas de cuidado frente a las ITS. Pero también figuran las campañas de sensibilización social y los servicios de salud sexual que funcionan en todos los hospitales de nuestro país como recursos para hacer frente a eso. Pero sobre todo, la importancia de combatir los prejuicios y estigmas que, como hoy lo sabemos, afectan a las personas tanto o más que la misma patología.
Lo tercero es poner fin a las pandemias. Esto que
puede ser un poco una súplica incluye lo obvio: el comportamiento. Como lo
vemos con la pandemia de covid-19. Las formas de poner fin a esto son
básicamente dos: respetar las medidas sanitarias indicadas y la vacunación. Sobre
lo primero hemos visto que muchas personas no respetan las consignas mínimas y
que se esfuerzan en no hacerlo. Sobre lo segundo el cuestionamiento a la
ciencia con argumentos pueriles y basados en mensajes virales, siempre
alarmistas, siempre sin verdadero basamento, siempre con la intención de generar
desconfianza. Las pandemias precisan con constancia comportamientos sociales
que reduzcan los factores de riesgo y que estimulen los factores protectores.
He aquí el desafío permanente que como sociedad debemos hacer.
Los días, como este primero de diciembre, donde se
recuerda los problemas que nos afligen no es sólo una forma de decir que
existen, es una forma de mostrar lo que avanzamos. No como una meta conseguida,
sino como esos espacios donde podemos respirar porque algunas cosas se realizan.
Así que defiendo la idea que vale la lucha cotidiana se merece señalar los
logros y, a partir de ello redoblar los esfuerzos para seguir avanzando. Estoy
convencido que el trípode es claro: 1)- Educación sexual integral para ofrecer
el conocimiento más certero, habilidades para hacer del encuentro un espacio de
protección saludable y la defensa de valores que incluye los DDHH y por lo
tanto combate el prejuicio y la violencia. 2)- un sistema social, que incluye
lo legal, que potencie un marco de derechos y de condiciones para que la
equidad sea real y palpable día a día y, finalmente, 3) una idea de salud
transversal nacida de la ciencia, pero construida por el respeto hacia el otro.
Poner fin a los problemas, como estos, es una utopía,
pero definitivamente, ella nos permite el mejor camino, aquel donde somos
capaces, cada día, de hacer algo positivo por el otro, recordando siempre que
nosotros también somos ese otro para alguien.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario