El 8 de agosto es el día del Orgasmo femenino. Como casi todos los “días
de algo” son formas que se institucionalizan para poner en evidencia un
problema, una conquista, un derecho, un deseo. Este día en particular tiene
como objetivos concientizar sobre la importancia de esta experiencia personal, buscar
romper los tabúes que aún prevalecen en la sociedad sobre esta temática y, de
manera concreta desestigmatizar el placer sexual, particularmente el de la
mujer que ha sido, en toda la historia marcado socialmente. Efectivamente, más
allá de las ideas y experiencias personales sobre el tema que podamos tener, existen
dos fuertes consensos que podemos señalar sobre el placer sexual femenino: 1)
el orgasmo femenino siempre existió (como dato de color recomiendo buscar como
lo describe al orgasmo una monja del siglo XII, Hildegarda de Bingen) y 2) El
orgasmo femenino siempre fue condicionado. Esto es obvio, ya que al ser un
hecho humano siempre estará limitado por múltiples factores: culturales, de
aprendizaje, interrelacionares, sociales, de una supuesta moral inapelable, de
salud y otros.
El
orgasmo se puede definir como “la liberación repentina e involuntaria de la
tensión sexual” que, puede incluir, contracciones musculares en el piso pélvico,
placer intenso, una sensación de "aumento de la temperatura en general y
particularmente en el rostro, incremento sensible de la experiencia emocional
que se vive en la actividad sexual, una mayor sensibilidad genital u de otras
partes el cuerpo, todo eso suele pasar, generalmente, después de una gran excitación
sexual. Lo que también se observa en los estudios sobre esta experiencia humana
es que tanto hombres como mujeres reportan que el orgasmo es un componente
importante la satisfacción en la vida sexual.
O
sea, tenemos una vivencia de carácter sexual que consideramos importante, que
muchas veces, ansiamos con intensidad, que es universal, pero no aparece
siempre y que se manifiesta de varias formas y, también que podemos fingirla
porque hacerlo nos alivia de otras situaciones, tal como nos enseñó Sally
cuando encontró a Harry (referencia cinematográfica). También hay un dato que
es llamativamente preocupante: hay mujeres que nunca experimentaron un orgasmo
en su vida y otras que pueden llegar a tener muchos consecutivos en una misma
relación.
En
primer lugar, señalemos un dato importante: Si bien el orgasmo es una
experiencia maravillosa que se debe tener, ella está inserta en personas que,
sobre todo, deben buscar la satisfacción plena, el placer como actividad humana
y personal completa, la interrelación como medida de ambas cosas, en un marco
de la intimidad consentida, el encuentro deseado y la creación de vínculos
positivos.
Ahora
bien, dentro de esto, el orgasmo como experiencia es algo deseable e
importante. Cuando él no está, debemos recordar dos elementos claves:
1- 1- Cuando no hay orgasmos en una vida
sexual, sería una excelente sugerencia que se busque tenerlos. Para ello, hay intervenciones
posibles. Sea sobre la comunicación con la pareja (educación sexual para
adultos), sea como intervención terapéutica, (ya que es salud sexual).
2- Si los hay, también hay estrategias
para poder mejorarlos para que el mismo sea parte del combo de la satisfacción
sexual que es una evaluación personal que uno realiza de aspectos positivos y
negativos que uno percibe en relación a su vida sexual y las relaciones
sexuales que se tiene.
El
orgasmo es una forma maravillosa que permite el encuentro sexual, el encuentro
sexual es una forma esplendorosa que permite la vida humana, la vida humana es
la posibilidad universal y lúcida de poder crear y disfrutar la intimidad. Eso
no es un ciclo pero, tal vez un deseo real. Quizás por esto creo que el orgasmo,
que los franceses llaman la petite morte,
debería ser, en realidad llamada: “la original vida”.
.
Muy bueno el artículo sobre un tema importante!
ResponderBorrar