El aborto y quien está por abortar no es lo mismo. Como no es lo mismo el hambre que quien tiene hambre. Lo primero permite el debate colérico, tantas veces, o sesudo, las menos que lo segundo. Lo primero, genérico, nos habla de moral, ideologías, razones, rencores, rabia, esperanza o lo que fuera. Lo segundo, la vivencia real, nos grita de acciones, de necesidades, de respuestas. Si, me dirán, pero una cosa implica la otra. Pues en realidad no, eso es lo cruel. El aborto se discute y se discutirá con ley o sin ley. Lo segundo se sufrirá, con ley o sin ley. No se acallarán los debates, ni tampoco el dolor que implica la decisión.
Debemos ser conscientes que existe la diferencia. Lo primero, como cuestión abstracta, se decide como eso, abstracto, utilizando datos de la realidad. Lo segundo se vivencia en función de una experiencia que es personal, con el trasfondo socio-económico tan real, se permiten salidas fáciles o complicadas. Se realizan millones de abortos clandestinos dicen ciertos datos. Otros datos dicen que se realizan muchos abortos en condiciones de insalubridad total. También se expresa claramente que hay una gran cantidad de muertes que existen por culpa de esos abortos realizados en condiciones atentatorias contra la salud de la mujer, que es quien tiene que sufrirlos en ese momento, y según otros datos, luego, en el tiempo.
Se habla, claramente, de la libertad de decidir de la mujer y de evitar que el fruto de situaciones vejatorias sea un permanente mensaje de su violador o que se soporte como faro permanente embarazos no deseados. Se utilizan en estos casos los datos de las experiencias más difíciles vivenciadas por algunas mujeres. Del otro lado repelen la idea con otros datos y con otros argumentos, que se oponen en número y forma a los primeros. Las respuestas se contradicen en las vivencias. Las preguntas de cada respuesta no encuentran refutaciones en el otro bando. Se amontonan réplicas, objeciones, contradicciones, testimonios, alegatos y más, siguen haciéndose discursos y escritos. No se perdona pasado en esto y se procura venganza por lo sufrido, aunque sean otras circunstancias.
Se dejo el ajedrez sesudo de las ideas discutidas y se paso al deporte torpe de la confrontación violenta. Todo vale para que mi idea primordial sea aceptada y ganadora. El triunfo de la razón sobre la sinrazón. De lo evidente sobre lo contrario, independiente de cual posición uno defienda.
Detrás de ello, la mujer que tiene que hacer un aborto. Llega a ello por error, eso lo sabemos. Nunca quiso estar embarazada y lo está. Quiere decidir sobre su cuerpo, pero necesita ayuda para esa decisión. Quiere recuperar la palabra que, tal vez se la quitaron, cuando fue abusada. Quiere que puedan tirar la marca a fuego que le hicieron y que se mantiene sobre la piel, aún caliente. Ella está ante el aborto sola. Presionada o no, por familiares, amigos, sociedades, organizaciones, personas moralistas de un lado y, también del otro, personas con ánimo de venganza contra otros, etc. etc. Puede tomar la decisión pero depende de otros u otras porque no tiene el dinero para comprar esa dependencia a precio del mercado, donde las convicciones, muchas veces, desaparecen tras el precio pagado.
Una mujer está frente al aborto. Llegó a ello por los errores de la sociedad: la falta de una verdadera educación sexual (que es lo mismo que una información sexual sin educación sexual), diálogo reprimidos, silencio frente al abuso, falta de protección frente a los crímenes sexuales, incentivación de la dominación masculina, desarrollo de una cultura machista, represión de los sentimientos, fomento de los dobles discursos, falta de redes sanitarias, silencio.
La ley del aborto se conseguirá. No diré Loado el Señor, porque sus portavoces dicen que Él esta en contra. Pero el problema no estará resuelto. No importa, nuevas discusiones se seguirán con debates más enardecidos y violentos o, quizás, más civilizados. Así funcionó la humanidad siempre. Sin embargo, seguirán habiendo mujeres solas frente al aborto. Legales pero solas. Todavía nos falta aprender mucho mientras hay seres humanos que sufren nuestras indecisiones para enfrentar la realidad.
Lunes, 28 de Agosto de 2006
Debemos ser conscientes que existe la diferencia. Lo primero, como cuestión abstracta, se decide como eso, abstracto, utilizando datos de la realidad. Lo segundo se vivencia en función de una experiencia que es personal, con el trasfondo socio-económico tan real, se permiten salidas fáciles o complicadas. Se realizan millones de abortos clandestinos dicen ciertos datos. Otros datos dicen que se realizan muchos abortos en condiciones de insalubridad total. También se expresa claramente que hay una gran cantidad de muertes que existen por culpa de esos abortos realizados en condiciones atentatorias contra la salud de la mujer, que es quien tiene que sufrirlos en ese momento, y según otros datos, luego, en el tiempo.
Se habla, claramente, de la libertad de decidir de la mujer y de evitar que el fruto de situaciones vejatorias sea un permanente mensaje de su violador o que se soporte como faro permanente embarazos no deseados. Se utilizan en estos casos los datos de las experiencias más difíciles vivenciadas por algunas mujeres. Del otro lado repelen la idea con otros datos y con otros argumentos, que se oponen en número y forma a los primeros. Las respuestas se contradicen en las vivencias. Las preguntas de cada respuesta no encuentran refutaciones en el otro bando. Se amontonan réplicas, objeciones, contradicciones, testimonios, alegatos y más, siguen haciéndose discursos y escritos. No se perdona pasado en esto y se procura venganza por lo sufrido, aunque sean otras circunstancias.
Se dejo el ajedrez sesudo de las ideas discutidas y se paso al deporte torpe de la confrontación violenta. Todo vale para que mi idea primordial sea aceptada y ganadora. El triunfo de la razón sobre la sinrazón. De lo evidente sobre lo contrario, independiente de cual posición uno defienda.
Detrás de ello, la mujer que tiene que hacer un aborto. Llega a ello por error, eso lo sabemos. Nunca quiso estar embarazada y lo está. Quiere decidir sobre su cuerpo, pero necesita ayuda para esa decisión. Quiere recuperar la palabra que, tal vez se la quitaron, cuando fue abusada. Quiere que puedan tirar la marca a fuego que le hicieron y que se mantiene sobre la piel, aún caliente. Ella está ante el aborto sola. Presionada o no, por familiares, amigos, sociedades, organizaciones, personas moralistas de un lado y, también del otro, personas con ánimo de venganza contra otros, etc. etc. Puede tomar la decisión pero depende de otros u otras porque no tiene el dinero para comprar esa dependencia a precio del mercado, donde las convicciones, muchas veces, desaparecen tras el precio pagado.
Una mujer está frente al aborto. Llegó a ello por los errores de la sociedad: la falta de una verdadera educación sexual (que es lo mismo que una información sexual sin educación sexual), diálogo reprimidos, silencio frente al abuso, falta de protección frente a los crímenes sexuales, incentivación de la dominación masculina, desarrollo de una cultura machista, represión de los sentimientos, fomento de los dobles discursos, falta de redes sanitarias, silencio.
La ley del aborto se conseguirá. No diré Loado el Señor, porque sus portavoces dicen que Él esta en contra. Pero el problema no estará resuelto. No importa, nuevas discusiones se seguirán con debates más enardecidos y violentos o, quizás, más civilizados. Así funcionó la humanidad siempre. Sin embargo, seguirán habiendo mujeres solas frente al aborto. Legales pero solas. Todavía nos falta aprender mucho mientras hay seres humanos que sufren nuestras indecisiones para enfrentar la realidad.
Lunes, 28 de Agosto de 2006