Esto lo escribí hace 4 años. Aún está vigente. Aún es tiempo de empezar a hacerlo de otro modo, más eficaz. Vamos por más, en este caso es un pedido necesario, impostergable. Vamos por más seguridad, vamos por más educación, vamos por equidad, vamos por más justicia. Vamos por más derechos Humanos vigentes activos.


La Educación Sexual Integral es, sin lugar a dudas, uno de los
recursos más poderosos, eficaces y decisivos contra la violencia de género. Es
la posibilidad cierta que seamos capaces de avanzar a pasos seguros y a un buen
ritmo hasta esa utopía. Implementarla en su conjunto, es más que una cuestión
circunstancial es la necesidad imperiosa de nuestra sobrevivencia.
La implementación de la Educación sexual integral en los términos de
la ley que la promueve es una llave que abre un futuro que todos y todas
ansiamos. Aquel donde aprendemos a convivir con el otro, aprendemos a respetar
al otro, somos firmes contra la lucha contra la violencia, la discriminación y
los abusos. Aquel porvenir donde el placer –en su maravillosa acepción- está
encarnado en nuestra realidad. Aquel destino donde la felicidad es una
alternativa real para todos y todas. No nos demoremos, exijamos una Educación
sexual Integral, la exijamos y la hagamos. Es, sin dudas, el camino cierto y
univoco para lograr una sociedad sin violencia contra la mujer.