Un reflejo del alma, un mensaje que
va seguro. Una forma de tomar atajos para llegar rápido al alma. Es la
sinceridad hecha gesto, es la confianza puesta en evidencia. Es la fortaleza de
la simplicidad. Es la mezcla exacta entre alegría y paz. Una sonrisa es una
forma de abrir el corazón y no sentirse que uno lo exponga por más que se lo
ofrece. Es el gesto que nos define como seres divinos y como seres humanos. Es
jugar a ser estrellas por un momento y sumergirnos en un mar.
Una sonrisa es como un pacto de
confianza inquebrantable. Sólo se puede dar si existen ciertas cosas. Nunca una
sonrisa es obligada, nunca se basa en cosas superficiales por más que nuestros
labios puedan realizar la mímica con la perfección del artista. Una sonrisa
sólo nace de la mina de los sentimientos que tenemos. Se viste en el arcón de
los recuerdos, que no son nunca historia viejas, sino que son realidades que
vivimos. Una sonrisa es la prueba elocuente de momentos, esas intimidades que
se comparten.
¡Cómo no agradecer cuando una sonrisa surge! Cuando una
sonrisa se ofrece. No hay sonrisas forzadas, las hay espontaneas y cuando la
aprendes a saborear se hacen necesarias como aire. Si podes vivir sin ellas,
pero la vida, la verdadera vida, la que se disfruta necesita de ellas como agua
de mayo.
Cierra los ojos, si no me crees y
evoca a las personas que amas –o amaste-, las que están cerca de ti y las que
ya están lejos. Piénsalas como cercanas, imagínalas como presentes, vivas y
reales y al hacerlo, estoy segura, que su imagen se aparecerá con una sonrisa
y, aún con menos dudas, una sonrisa se dibujará en tu rostro.
He recibido sonrisas en mi vida, como
todos. Hoy las atesoro. Las evoco, sin pretenderlo y las buscó con intención.
Son ellas, los antiguos guijarros que sé que me llevan siempre a esos lugares
donde me encuentro. Muchas de ellas invocan a mis sonrisas también. He ahí la
prueba irrefutable de la vida misma.
A veces, creo - tal vez imagino es
mejor y, seguramente, deseo, es más correcto- que alguien me piensa en
sonrisas, que las evoque y de alguna forma las añore. Es allí, donde, aún sin
saberlo, estamos agradeciendo vivencias, augurando encuentros, construyendo
felicidad.