La nostalgia es sentimiento que tenemos por la ausencia de
algo, de alguien. Un sentimiento que tiene la tristeza de lo que ya no es,
aunque lo que haya pueda ser mejor. Nostalgias tenemos porque es parte de haber
vivido. Es indefectible. Hay tantas cosas que hicimos –en ocasiones- tan lejana
en el tiempo y en la distancia que podría decirse, metafóricamente, que fue
otra vida.
Así, la nostalgia, surge y con ella parte del
arte. ¿Qué sería del blues, del tango, por mencionar una música, sin nostalgia?
Será por ello que, en ocasiones, es la música de antaño, la de nuestra época de
juventud la que nos sacude y nos sumerge en la nostalgia. De algo que ya fue y
que lo vivimos como lo hicimos y lo recordamos, tal vez de una manera que nos
falta. Si, la vivencia y la memoria no siempre son fieles, es más se traicionan
más veces de las que se reconoce.
Nostalgia de quien ya no está, de lo que ya
no hacemos, de lo que pensamos que podríamos haber hecho –no hay nostalgia peor
que añorar lo que nunca jamás pasó, dice Sabina y le sonrío por ese verso
logrado-. Nostalgia por esa música que en ocasiones sólo es el ancla donde esta
encallado una noche, una compañía y un sentimiento.
Si, no tengamos miedo de la nostalgia, hasta
la disfrutemos. De un modo u otro nos recuerda que vivimos algo que nos hizo y
por ello nos falta. Y, también, valga decirlo nos recuerda que fuimos capaces
de la “gloria”, de la “magia”, de todo
lo que hace que los “momentos” que
nos permiten ser.
Ojalá la nostalgia siempre de lugar a más.
Eso, quizás sea el verdadero homenaje al pasado y la verdadera posibilidad de
un futuro. Quizás, así, algún día esa nostalgia nos permita volver a vivir ese
placer, esa compañía, esa música.