Se celebran las Pascuas (las de resurrección y las de “Pésaj”).
Una reunión que tiene, como toda actividad religiosa un simbolismo concreto y
real. En eso es maravilloso la capacidad del ser humano de crear rituales que
evoquen historias, sentidos y cercanía. Porque el ritual implica una comunión
de ideas que evocan hechos y que nos permiten saborear el compartir.
Por eso,
quizás, es tan importante las celebraciones, porque es una de las formas que
tiene la humanidad, desde siempre, de acercarse al otro para no sólo mostrar compañía
sino para generar los gestos mínimos que nos identifican como especie: el creer
en el otro, en dar sentido a las cosas, en comprender que venimos de una
historia, de proponernos, cada tanto, en hacer algo para salvar la humanidad
toda.
Si, no se trata de creer en una u otra religión, se trata de
aceptar el desafío permanente de salvarnos como humanidad toda, aportando el
pequeño “salto” (paso por la idea original de las pascuas) de quien somos a
alguien un poco mejor en el día que sigue.
¡Así que si, Jag Pesaj Sameaj y Felices Pascuas!
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