Una relación
son dos personas que establecen un “vínculo” por algo. A veces coinciden en sus
intenciones, deseos, propósitos o lo que fuera. A veces, simplemente complementan
sus necesidades. El ser humano por definición vive con la maravillosa necedad
de relacionarse. Poco o mucho, pero allí está la relación como inevitabilidad
para el ser humano. Si, pueden apelar a algunos casos donde lo ermitaño aparece
como realidad. Pero aun así, el otro por su urgente ausencia está presente.
Hoy, por ese
loco “azar” que me frecuenta, pensaba sobre las relaciones. Ese devaneo me hizo
llegar a una conclusión simple. Deberíamos medirnos en las relaciones por el
esfuerzo que hacemos para tender puentes o en lo que hacemos para evitarlos.
Recordando siempre que un puente funciona si se lo transita. No hay forma que
una relación se concrete, crezca, se haga verdad, fructifique si al puente lo
hace uno solo y, obviamente, lo recorre solo uno.
Pensaba en
ello y comprendí que lo que da paz en una relación es terminar el día haciendo
algo para que ese puente exista y que, eso, no sea una deuda, es decir, que lo
hecho no te pese. Recordando que tener un poco de paz en una relación facilita
que el camino sea un poco mejor.
Hacer algo
para tender el puente no es una ofrenda, es mostrar la convicción de uno en una
relación. Reconocer en el otro lo que hace, aunque sea mínimo para que el
puente exista, se mantenga es una necesidad imperiosa para la relación. Esto es,
pienso, la verdadera reciprocidad que permite la relación.
El reconocer
lo que uno hace para que el puente no se construya o sea intransitable es
fundamental, porque de allí hay dos caminos posibles: el primero, el pedir
disculpas sinceras, que nos devuelve paz y el aceptar las disculpas del otro
que nos permite convicción. El segundo, asumir que ese puente no lo deseamos.
Por ello,
ante una relación nos preguntemos ¿Qué has hecho por el puente? Y ¿Cómo lo transitaste
hoy? Quizás, así, nos descubramos que la paz y la felicidad son nuestras y se
comparten con el otro. Sin olvidar que en una relación nosotros también somos
el otro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario