A veces nos pasa que creemos que algo es
importante por la idea que tenemos y, con ello empezamos a renegar porque
parece una carga. Nos desesperamos. Eso parece que es en relación a las tareas
escolares que mandan los docentes para nuestros hijos en esta cuarentena. Como
que nos desesperamos por ello, cuando en realidad es una oportunidad increíble.
En un mundo donde todo está alterado, donde las rutinas desaparecieron de una
noche a la mañana siguiente,
nos encontramos todos en una situación que no esperábamos.
Así los niños, nuestros niños también. No terminan de dimensionar lo que pasa y
eso es algo positivo, porque da tranquilidad.
En este escenario, las tareas son una forma de darles una rutina mínima, de mostrarles que el mundo aún está en
su orden y que las circunstancias no cambian todo: Hay que seguir haciendo las cosas. Nuestra
estupidez es creer que la tarea es fundamental en sí misma y que el resto, es secundario. Es al revés, aprovechemos la tarea para que
mantengan una rutina, una forma de estar tranquilos y, en segundo lugar, que bueno si aprenden
algo en el trayecto. Siempre decimos que todos los días se aprende, lo pongamos
en acción, entonces.
No se trata de un castigo que nos impusieron,
se trata de una oportunidad de hacer que nuestros niños puedan seguir
saboreando una porción de normalidad, de la maldita rutina que nos hace renegar,
pero también, crecer de modo positivo. Obviamente no creamos que la tarea es lo
más importante, pero no la menospreciemos, es un lujo poder tenerla y que
nuestros hijos la puedan hacer, porque así, luego, pueden interrumpirla para jugar, descansar
y todo ello.
Si, está claro que cada realidad es diferente,
que cada uno sabe dónde le aprieta el zapato. En eso no entro ni salgo. No me
compete. Sólo creo que es bueno recordar que nuestros hijos pueden ser más
felices en la medida que saben que el mundo que les toca tiene un orden, una
lógica, un sentido y que crecer es una forma de recorrer la vida misma.
Así que benditas tareas que nos dan un poco de
rutina en este caos. Quizás, sea una de las formas de hacer que ellos mantengan
el entusiasmo, porque luego de toda rutina, el juego imprescindible, tiene un
sabor maravilloso. Todos los que hemos sido niños lo sabemos.
es más Francisco, nosotros mismos tenemos que hacer tareas para poder organizar nuestra existencia . No podemos pensar en el ocio total o en la falta de cronologia, la cabeza nos estalla , y sobreviene el caos y el sinsentido
ResponderBorrarSon acontecimientos imprevisibles en nuestras vidas. Quienes somos docentes e investigadores estamos acostumbrados a enfrentarnos a los imprevistos, pero nunca fenómenos como el que estamos viviendo. De todas formas -hubiera preferido no vivir esta realidad actual- nos tenemos que adaptar y aprender a reorganizar nuestras vidas, tanto la profesional, como la convivencia familiar y desarrollar habilidades que no teníamos. No es para dar gracias, pero sí para buscar algo positivo en la desesperanza.
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