Esto implica una cuestión esencial que al asociar a la
sexualidad como cuestión identitaria de la humanidad lo lógico es comprender
que la sexualidad también es única. No existen “sexualidades”, dado que no
existen “humanidad” en plural. Esto, lo subrayemos, no se opone al hecho
definitivo de la humanidad la diversidad como omnipresente, innegable y central
para la especie. Es decir, no existe una sola forma de ser “humanos”, aunque si
existe, por esa misma humanidad, intentos de pensar, ejecutar y pretender que
si lo hay. Pues con la sexualidad lo mismo: hay una sola, la que cualquier
integrante de la humanidad manifiesta y, al hacerlo, se individualiza en un
abanico de posibilidades. Allí la diversidad existe. Pero como tal, también hay
intentos, esfuerzos, lógicas para imponer una visión única de la vivencia de la
sexualidad.
Ahora bien, se puede entender que como recurso se hable de
“sexualidades”. Sin embargo, creo que por más que parezca muy lógico, mi
hipótesis que es contraproducente para la diversidad, para la promoción de la
inclusión, para el desarrollo de la equidad y para la evolución positiva de la
humanidad.
Efectivamente, si la sexualidad es única, como condición del
ser humano, esto implica, necesariamente que cada humano la puede manifestar de
la forma que va construyendo a través de los recursos disponibles. Si las
sexualidades son varias, esto significa que hay categorías donde uno puede
entrar. Esta aparente sutileza es lo que, creo, puede perjudicar lo que la
noción de “sexualidades” busca defender: la diversidad como hecho incontestable
de la humanidad.
No hay otra sexualidad que la humana, en esta afirmación que
vengo haciendo desde hace más de 20 años radica el elemento esencial que
distingue la sexualidad: es el ser humano con su abanico de posibilidades e
imposibilidades, con sus aristas y dimensiones variadas, con su ensamble socio
cultural, con las vivencias desordenadas con su propia biografía y sus
narrativas quien construye su yo sexual y luego lo manifiesta como puede, como
desea, como aprende, como siente. La noción de libertad solo es válida cuando
las categorías no nos anteceden como sello, sino que permiten con mayor
tranquilidad la fluidez.
No por nada el nuevo desafío que ha tomado la WAS (World
association of sexology) es el de la justicia sexual. El que busca que los
Derechos sexuales que existen y se reconocen, sea más que un papel, sino una
forma concreta que la humanidad pueda vivir, desde su esencia sexual, el
cotidiano, esos instantes donde pasa lo importante: la vida, el amor, la
amistad, el trabajo, la familia y un largo etcétera que todas las personas
ansiamos hacerlo de la mejor manera posible.
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