A partir de esas dos bases, vamos a pensar la atracción erótica como una traducción que nuestro cuerpo hace, por nuestros sentidos, del deseo que sentimos por alguien. Por ello, deseamos a personas que tienen lo que nos estimula de alguna forma física y mentalmente (aquí incluyamos, también, la imaginación, por ejemplo, cuando vemos el cuerpo de una persona pública que parece ideal para nuestros cánones de belleza, la deseamos porque estimula nuestra imaginación).
Ahora
bien, esto desencadena una verdad de Perogrullo: todas las personas son
atractivas eróticamente para alguien, aunque no todos somos atractivos para
todas las personas. Allí entra en juego a quienes orientamos nuestro deseo, es
decir, con cuál grupo de personas nos sentimos más atraídos, permanentemente
atraídos o deseamos compartir momentos eróticos. Con quien privilegiamos
imaginar, procurar y concretar la búsqueda del placer de manera saludable:
porque la atracción erótica, guiada por nuestra orientación, busca llegar a
algún placer o debería pensar en hacerlo siempre y cuando se respete la
autonomía de las personas. Esta es la realidad humana por excelencia que nos
hace tan humanos como nos merecemos.
desarrollarla pensar en tres elementos que la pueden propiciar en este camino de ida y vuelta. El primero es comprender que la autoestima nace de nosotros mismos y del valor que nos damos como personas. El punto a favor es claro: valemos como personas siempre. Desde esa base podemos trabajar para mejorar siempre. Segundo, la atracción erótica busca concretar relaciones y un punto ineludible debe ser el cuidarnos, tanto física como mentalmente, como mencionamos. Por eso el autoconocimiento es vital. El tercer elemento es que esta atracción se comunica con palabras y con gestos. Tanto lo verbal como lo no verbal son recursos axiales porque permiten no solo consentir, sino también gestionar lo que destruye la atracción erótica: la violencia.
Los
seres humanos somos seres eróticos. Es inevitable. A cada uno decir que hace
con eso. Esa es la libertad que nos merecemos también.
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