Enamorarse es una experiencia maravillosa. Tiene su encanto. Muchas
veces por esos detalles tan variados: cursis, medio tontos, sorprendentes,
íntimos, espectaculares. En ocasiones, no siempre, se gesta el amor que luego
debe venir. Sí, porque enamorarse no es lo mismo que amar, aunque en algunos
casos la continuidad nos hace creer que es semejante. Pero, lo digamos, ¡Qué bueno que lo primero –el enamorarse esté
siempre!, aunque lo segundo, el amor, sea lo realmente importante, aquello que debe perdurar.
Como decía Vinicius: “Que o
amor não seja imortal, posto que é chama, mas que seja infinito enquanto dure”.
Ahora bien, que haya un día para hacer gestos de estar enamorada/o, para recordar que hay un alguien allí, es una de esas ideas que nos “enamoran”. A ver, enamorarse tiene que ver con
detalles y con crear el ambiente necesario para sentir que es verdad que el
mundo necesita –o nuestro mundo- pocas cosas para estar en paz, felicidad y
creatividad. Vaya que vale la pena, enconces.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario