Contra viento y marea pero también con lluvia pasajera. Esa que te
rompe los esquemas porque despreciaste el paraguas o porque la municipalidad
ignoro las baldosas flojas o tu saltito para cruzar es menor que aquel que
dibujaste en tu mente. Humor siempre.
Humor contra todo y no siempre sobre todo. Andamos con límites que son
de cada uno y lo montanos como podemos. Pero que el límite que lo conozcamos no
quiere decir que busquemos saltar la cerca cada tanto que queramos y nos
permitan. Humor....cuando se pueda humor.
Humor compartido y nunca humor despreciando. El humor es una forma de
conversar, en ocasiones, y en otras, es el arte de hacer caminos con el otro.
Humor siempre. Relajado o para aliviar ese stress que nos sorprende, a veces en
el recodo o, en otras, ese que nos acompaña durante un trecho largo. Humor, buscado.
Humor, hasta cuando las lágrimas necesiten decir presente, también humor para que su
aroma no se escape. Y por más que creamos que no es un buen momento, aunque sea lo
pensemos para guardarlo como ese traje que nos queda como una segunda piel (o
lo hacía hace unos años) o como aquel relojito de la abuela que no anda tan bien pero es
tan bonito, para que allí estén prestos
para la próxima ocasión que deban estar. Humor como garantía.
Humor, aunque nos hundamos en el lodo, y que parezca que nos
consumimos en las brasas. Humor, no por el dolor, sino por la esperanza de algo
mejor ( aunque no haya mañana). Si las cosas son duras que no nos quite tanto, y menos el humor y si lo hace, que nunca jamás nos saque el recuerdo de ese humor porque allí radica la esperanza que vuelva.
Quizás sea el paraíso…poder reír sin más y gozar con menos.
Humor con amor y, sobre todo, en medio del amor y, aunque las endorfinas te ordenen ¡duérmete!,
humor. Porque el humor y el amor, no solo riman sino que son una de las formas
que el futuro esté allí, presente y dispuesto a seguir construyéndose. Humor.
Humor del que te guste y del que puedas compartir. Humor de ese que no
se entiende y de aquel que te dicen que es malo. O sea humor por convicción, no
por suceso. Humor pensado para compartirse. Reírse sólo es necesario, pero
compartido siempre es mejor. Humor como bálsamo,
como energía, como proteína, como catalizador, como compañía, como esperanza,
como deseo, como intervención, como diálogo. Humor que no es más que pensar que
el otro merece esa pequeña alegría que aparece en algún rincón y que se muestra
en el borde la comisura de los labios, en la mirada que ilumina y en ese baile
de recuerdos.
Humor, resiste, siempre.
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