Durante mucho tiempo no fui muy adepto a los “días
de…” me parecían una suerte de innecesario. Luego, me di cuenta que está bueno
recordar lo que es importante, necesario. Conmemorar lo que nos duele y nos
hace querer mejorar. Días para hacer pausas y, de ese modo, celebrar logros,
avances, pequeños o grandes pasos o, en ocasiones, darnos cuenta que algo es increíblemente bueno y que cada día deberíamos celebrarlo, se merece, al menos, el dedicarse
un día para eso. El trabajo valga por eso, recordar a los “mártires de Chicago”,
pensar lo que falta y celebrar que uno tiene un trabajo.
Así que si, hoy el día del trabajador nos debe
hablar de esas cosas simples que nos permiten el lujo de una sonrisa porque lo
intentamos con la fuerza que nuestra humanidad nos permite, aquella que no hace
daño, sino que nos eleva: hacer lo que hacemos, pensando que ponemos en ello,
lo mejor que hay, quizás así, realmente podemos ser parte de, como diría
Borges, “los justos” que pueden salvar al mundo.
Que suerte que lo escribiste .las palabras pertinentes como refugio !!
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