domingo, octubre 29, 2023

Relaciones a distancia

 

Las personas necesitamos relaciones y contacto. Esto es algo que sabemos por experiencias propias y hasta por estudios que lo han puesto de manifiesto. ¿Siempre? Si. Aunque hay un matiz empírico que funciona. Podemos adaptarnos y podemos vivir sin eso. Es decir, que el ser humano desde que nace precisa del otro, en general y, en particular, también de otro específico. Sin embargo, podemos pasar largas etapas solos, en este caso, hablamos de estar sin una relación y sin contactos físicos. Pero, la posibilidad de relaciones, la búsqueda de las mismas, el interés en tenerlas no sólo es normal, sino lógico y necesario. También justo. Parafraseando se podría decir “no es bueno que la persona esté sola”. En realidad, no se trata de bueno o malo, sino que en una relación –aclaremos, saludable- se potencia muchas de las posibilidades y se amplía el espectro de la expresión, creatividad y bienestar. Podemos ser mejores y hacer mejores a los demás.

Pero, desde siempre y en este mundo más globalizado puede pasar que las relaciones tengan periodos
donde la distancia interviene y el contacto se interrumpe. De allí que se nos puede presentar una relación a la distancia. Frente a ello dos preguntas surgen ¿es posible ese tipo de relaciones? y si lo fueran ¿Cuáles son las condiciones para que funcione?


La primera, es obvia, si son posibles con un detalle, son posibles las relaciones a distancia, siempre y cuando la distancia sea un periodo y no una constante. Porque la relación se construye, se potencia, se desarrolla, se optimiza y se disfruta en la capacidad de, en el día a día, crear puentes entre la alteridad inevitable con el otro, el recorrer esos puentes para que se pueda crear el “nosotros” constantemente, lo que define a una relación y que, por ese andar se pueda generar la complicidad que hace que toda relación sea no sólo saludable, sino placentera. La comunicación en todas las variantes precisa del encuentro.

Sim embargo, como decíamos, este mundo globalizado pone en el camino, en ocasiones, a que las relaciones convencidas deben pasar etapas a distancia. ¿Pueden sobrevivir? Claro que sí, es lógico, que puedan hacerlo. Pero para ello, es necesario algunos elementos. Considero los siguientes:

1-      El más obvio, pero no por ello tan evidente: comprender y asumir que tenemos una relación con la otra
persona. Una relación es un compromiso que se define en concreto. No sólo se trata de nombres, sino de sintonía de onda, por llamarlo de algún modo. Coincidimos con esa persona, en el tipo de compromiso que nos debemos.

2-      Asumir que la distancia es una etapa, no una lógica de funcionamiento. Toda relación precisa hablar, definir y tener un plan del camino. No estático, no innegociable, no impuesto, sino consensuado. La presencia del otro en el día a día es una necesidad saludable que no se puede renunciar, sino se puede acomodar por etapas.

3-      La comunicación en toda relación es el corazón mismo. Porque ella hace circular, metafóricamente, los sentimientos, que sería la sangre y las actividades comunes, que serían los nutrientes. Si no hay una buena comunicación, no supuesta, sino concreta sobre lo cotidiano, no hay relación posible. Esto implica que si en mi relación a distancia, siempre debo postergar los temas que considero importantes porque estamos a distancia, no es un buen signo para la relación.

4-     
El erotismo, continuando la metáfora vital, son los pulmones de una relación, ya que la sensualidad y el cariño manifiestos son parte del aire que debemos respirar y también uno de los caminos que permite eliminar lo tóxico que a veces puede aparecer. Pero, ¿cómo se trabaja con el erotismo a distancia? Respuesta fácil, programando cosas y optimizando los sistemas de comunicación que existen. Pero, volvemos al punto inicial, comprendiendo que toda pareja precisa del toque concreto de la piel, que los sentidos deben ejercitarse en la cercanía y cuando hay distancia hay que optimizar los recursos de comunicación para generar paliativos, pero siempre con propuestas concretas y efectivas de un plan de encuentros.

Esto no pretende ser una guía. Pero debemos saber que toda relación precisa realidades concretas, tangibles y cercanas. Como hacemos con ello, con esta persona, no es algo heroico o secundario. Es lo importante. Básicamente, si queremos que nuestra pareja funcione a distancia, debemos tomar decisiones, hablar más y, sobre todo, ver nuestros propios límites. Porque toda pareja existe, porque uno decide desde su propia realidad lo que quiere para ser feliz.

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