Todos y todas guardamos en la
mente canciones que nos han hecho emocionar ya que representan una síntesis
elocuente –y acepemos, muchas veces exageradas- de lo que sentimos como el
instante vital. Canciones que han sonado al tiempo que teníamos el encuentro o
el desencuentro que establece una marca indeleble en nuestro espíritu.
La música, esa habilidad humana,
de juntar sonidos para transformarlas en un lenguaje que comunica nos los
adueñamos para dejar espacio a los no dichos, a las cosas que no sabemos, ni
queremos expresar. Robamos versos y melodías para que ellas sean nuestro
traductor en tantas ocasiones. Pero también para que sean el testigo elocuente
cuando no estamos o no están, de nuestro sentimiento.
Canciones. Otra mágica manera de
comunicar, que, nunca debe reemplazar el comunicar. Esa capacidad maravillosa
de poder decir, con palabras, miradas, caricias, gestos y silencios lo que
sentimos. Siempre es mejor decir "My lover", que simplemente hacer que la canción diga "My lover",
aunque siga siendo lindo escucharla y quede siempre nos suene como una declaración de principios.