martes, febrero 07, 2012

Elegir



Vamos por la vida surfeando sobre elecciones. Tomamos nuestras tablas y nos montamos sobre olas que nos dan el vértigo, nos revuelcan, nos sacuden. Nuestra vida está frente a un vasto mar que contemplamos y que recorremos con suerte desigual y con diferentes participaciones. No todos llegamos a todos los puertos, no todos recorremos todos los mares, no todos nos quedamos en la orilla que creemos la justa. Somos diferentes. Somos seres que vamos por allí, intentando descubrir lo que pensamos que es la belleza, sobrevivir a lo que creemos que es un peligro, persiguiendo lo que sentimos que son nuestros sueños, transitando las crisis que nos tocan en suerte – o las que les damos importancia- y, en definitiva, haciendo el esfuerzo de conquistar nuestra felicidad.
Todo eso se hace en medio de una mezcla casera que surge de los materiales que disponemos, de nuestras propias experiencias, de lo que las personas que nos tocan en suerte encontrarnos, de aquello se nos ofrece y de los caminos que vamos tomando y de aquellos que no tomamos. Todo salpimentado por nuestras elecciones. Elegir. Tomar decisiones frente a lo que está al frente o pensamos que estará. Elegimos sin la certeza de lo que viene, sino con la convicción de lo que está. Elegimos de forma activa o de forma pasiva, pero la decisión nos aborda a cada paso.
Después constatamos el efecto de nuestra elección. Comprobamos que ella es cierta o equivocada. Saboreamos lo valioso de sus frutos o nos queda el gusto amargo que se desprende de ella. En algunos casos, ambos, los conocemos de antemano. Si, porque no se elige por lo que consideramos mejor, sino por lo que consideramos más justo, valioso, necesario, inevitable (el sacrificio también forma parte de las elecciones que tomamos de forma voluntaria aunque no necesariamente, valga aclararlo). Esto hace que las decisiones sean ese efecto personal que nos llega por la convicción de un momento.
Ahora bien, cuando la decisión no produzca el efecto que queríamos, sería importante que evaluemos no por el resultado sino por las certezas que utilizamos para tomar esa elección. Quizás así, nos perdonemos más por los errores y, también, seamos capaces de pensar las oportunidades de otra manera. 
Elegir es parte del vivir. Así de simple, así de complejo. 

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