El arte no inmuniza de la crueldad pero si crea una buena excusa.
Pensaba el otro día. Es decir, hay una forma de parecer cualquier cosa. Si
tomamos cualquier profesión podemos ver sus formas y “jugar a ser eso”. De
forma seria. Aparentar. Parece que somos “the best” en esa profesión haciendo
ciertas cosas, forzando los estereotipos. Porque todas las profesiones,
actividades y demás tienen estereotipos. Sea de lenguaje, formas, vestimentas,
rituales, palabras a utilizar. Estereotipos que, obviamente, se utilizan de
verdad. Sin embargo que llevados a una suerte de pantomima se utilizan para
parecer un poco más.
Por supuesto el aparentar no implica saber, conocer ni ser. Pero, en
muchos casos y, sobre todo, cuando la urgencia no aparece, hasta funcionan. Una
suerte de fraude “psico-socio-cultural. Gente que dice que hace, que habla un
poco mucho –en ocasiones que calla las palabras y dice con los gestos
estudiados, preparadas-, para parecer un poco mejor de eso.
Pero volvamos, en esta ocasión, al arte. Uno ve a algunos que según su
apariencia son artistas, es más algunos de ellos son realmente artistas, hasta
buenos. Sin embargo eso no impide que puedan unos tremendos hijos de puta. Poner
la sensibilidad a beneficio del arte, producir, con ella, una obra de una
calidad espectacular que refleje con total claridad el sentimiento de un
conjunto de personas que sean capaz de llorar, reir o extasiarse ante esa obra
no quita, bajo ningún punto de vista, que esa persona sea un verdadero y
completo ser brutal, cruel y demás. Algo así como que Picasso afectará al mundo
con su Guernica y todo lo que implicaba no quita para nada, que era un soberano
hijo de puta con sus mujeres.
La cuestión que asociación existe entre ello? Y, por otro lado, lo más
grave, ¿Cuántos llamados artistas utilizan el arte como excusa? Me explico,
puede ser que ciertas personas que son verdaderos ignorantes emocionales en sus
relaciones sólo logren, por una verdadera incapacidad, expresar su sensibilidad
en su obra. Tienen una suerte de discapacidad enorme para no enfocar su
sensibilidad que para otra cosa que para la producción artística. Otra cosa, es
esas personas que utilizan discursos, formas, rituales y demás como una
coartada para producir daño, discriminar, afectar, destruir al otro. Estas
personas son las peligrosas. Generalmente, vale decirlo, son personas que saben
manejar “el relato”, “las formas” y se aprovechan de la necesidad y fragilidad
de sus víctimas.
Quizás valga enseñar un poco más de eso cuando hablemos de arte.