Manejar la exclusión es difícil. Es difícil porque ella surge de cosas que son muy complicadas de compartir. La idea es más fácil, pero la vivencia es sensiblemente personal, subjetiva y por ello, generalmente, complicadísima. Por eso los excluidos son aquellos que tienen una vivencia particular que los demás no pueden compartir, ni aún teniendo la misma. Tal vez porque la comprensión puede leerse como compasión y, en ese sentido, eso hace aún más daño pues fortifica la idea de exclusión. Así, la compasión es sentida como una prueba más que uno es un excluido.
Sin embargo, las causas de exclusión todos las podemos racionalizar y comprender la profundidad de la vivencia. Pero no es traducible en la piel, que es la cuestión esencial del sentirse excluido. Todos podemos comprender la idea de tener una enfermedad terminal, de ser pobre, de estar desempleado, de estar ilegal, etc., pero sigue siendo una vivencia individual que se vive bajo la piel, no en los hechos que se hablan. Es mi “cuero” el que padece la exclusión, no es la idea de exclusión, ni una vivencia semejante. Siempre es algo individual, algo particular, algo que esta bajo mi piel y no bajo otra.
He aquí la cuestión esencial, sentir bajo la piel. Bajo la piel es un universo casi desconocido para todos y aún para uno mismo. Es una combinación de múltiples cosas (si todos seremos hidrogeno y oxigeno –en la metáfora simplista de ciertos holistas- pero el orden de todo siempre altera el producto de lo que somos). Porque no podemos olvidar que son muchas cosas las que nos han pasado, que hemos vivido, que hemos aprendido, que hemos sufrido, que hemos conocido. Todo eso es lo que hace que ese “bajo esta piel” sea mucho más que una simple observación particular, para convertirse en la constatación directa de una realidad, la propia.
lunes, 21 de marzo de 2005
Sin embargo, las causas de exclusión todos las podemos racionalizar y comprender la profundidad de la vivencia. Pero no es traducible en la piel, que es la cuestión esencial del sentirse excluido. Todos podemos comprender la idea de tener una enfermedad terminal, de ser pobre, de estar desempleado, de estar ilegal, etc., pero sigue siendo una vivencia individual que se vive bajo la piel, no en los hechos que se hablan. Es mi “cuero” el que padece la exclusión, no es la idea de exclusión, ni una vivencia semejante. Siempre es algo individual, algo particular, algo que esta bajo mi piel y no bajo otra.
He aquí la cuestión esencial, sentir bajo la piel. Bajo la piel es un universo casi desconocido para todos y aún para uno mismo. Es una combinación de múltiples cosas (si todos seremos hidrogeno y oxigeno –en la metáfora simplista de ciertos holistas- pero el orden de todo siempre altera el producto de lo que somos). Porque no podemos olvidar que son muchas cosas las que nos han pasado, que hemos vivido, que hemos aprendido, que hemos sufrido, que hemos conocido. Todo eso es lo que hace que ese “bajo esta piel” sea mucho más que una simple observación particular, para convertirse en la constatación directa de una realidad, la propia.
lunes, 21 de marzo de 2005
No hay comentarios.:
Publicar un comentario