El ser humano dispone de la capacidad de ser feliz. Esta capacidad está relacionada con las posibilidades que tiene de desarrollar sus actitudes en el medio en el que vive, de relacionarse con sus semejantes y poder creer firmemente en sus potencialidades físicas, psíquicas y sociales.
Dentro de todo ello, la sexualidad ocupa un lugar primordial para su felicidad como también para su salud. Esto debería ser una redundancia pues debemos aceptar que las cosas están íntimamente ligadas.
La sexualidad es la capacidad que tienen los seres humanos de interrelacionarse con otras personas a través de actos sociales que incluyen los actos sexuales, eróticos y otros. La sexualidad no se restringe a los actos sexuales, sin embargo, encuentra en estos un modelo de relación promocionada y deseada por la mayoría de las personas.
Es necesario comprender que una relación sexual es un acto psico-socio-fisiológico y por lo tanto debemos considerarlo como algo que necesita una serie de condiciones para ser saludable para las personas.
Un acto sexual saludable es aquel que nos permite a cada uno sentirnos bien física, psíquica y socialmente. Es un acto que cada individuo sabe o va aprendiendo a disfrutar. Se puede tener más habilidades para el sexo o menos pero debemos comprender que esas habilidades se pueden desarrollar para que siempre sea una situación placentera.
Debemos remarcar, sin embargo, que las mejores actitudes y aptitudes para disfrutar una relación dependen de los mecanismos comunicativos y no de las habilidades sexuales en si mismo. En otras palabras, y como ejemplo, saber donde esta el clítoris no es lo que produce el orgasmo en el 100 % de los casos, sino la capacidad de poder comunicar la mejor forma, la forma personal de satisfacer al otro con el clítoris.
Por ello, debemos comprender que la erección, la lubricación, siendo muy importantes para la consecución del acto sexual, no son los elementos únicos y suficientes para que una relación sexual, sea placentera.
Las tres claves son las siguientes:
a- el conocimiento: que incluye la información sexual, como también el auto-conocimiento. Es decir, cada uno debe aprender sobre su cuerpo, saber como son sus genitales, saber sus reacciones, aprender a escuchar la forma que su cuerpo pide, habla, dice, espera. Es un proceso que comienza en la niñez pero que permanentemente debemos hacer. Descubrir, conocer, comprender y escuchar nuestro cuerpo es el primer elemento clave para una buena relación sexual
b- la comunicación: la comunicación es mucho más que decir palabras, es la capacidad de expresar ideas, emociones, sentimientos, miedos, dudas, deseos con todo nuestro ser. Se utiliza las palabras, se muestra en los gestos, se aprecia en los silencios y al revés también. Ser comunicativos no es hablar mucho sino desarrollar la capacidad de escuchar lo que el otro dice sobre lo que siente, espera y desea. Es desarrollar todo lo necesario para que se construya un espacio de tranquilidad, de placer y de interrelación
c- el momento: compartir un momento no es una cuestión de tiempo. Un momento lo defino como la mínima unidad de intimidad compartida. Eso exige cierto tiempo, obviamente, pero sobre todo una gran disposición y la capacidad de desnudarse. Aclarando que esto no es un strip-tease erótico (aunque bien pueda ayudar tantas veces). Desnudarse es la capacidad de dejar que nuestra piel se encuentre con otra piel a través de nuestros sentidos.
Estos tres elementos permiten una mayor capacidad de goce en la mayoría de las parejas. Ahora bien como ustedes podrían preguntarse: ¿esto iría en contra de las relaciones pasajeras? No necesariamente, existen relaciones de una noche (o de una tarde o de una mañana) que son fabulosamente placenteras, sin dudas.
Lo que quiero insistir es con el hecho que la suma de estos tres elementos permitiría que, aún habiendo la mejor química en el primer encuentro, se logre superar ese primer encuentro, por más espectacular que haya sido. En otros términos, la intimidad puede favorecer el desarrollo del placer sexual, sin dudas.
El uso de las fantasías como elemento complementarios, la búsqueda de los juegos sexuales, la utilización de juguetes eróticos son algunos elementos complementarios que pueden ser de mucha utilidad para las parejas, siempre y cuando funcionen esos tres pilares que permiten descubrir siempre nuevas sendas para avanzar en el disfrutar, en el placer y en la felicidad de cada uno y de cada una.
Dentro de todo ello, la sexualidad ocupa un lugar primordial para su felicidad como también para su salud. Esto debería ser una redundancia pues debemos aceptar que las cosas están íntimamente ligadas.
La sexualidad es la capacidad que tienen los seres humanos de interrelacionarse con otras personas a través de actos sociales que incluyen los actos sexuales, eróticos y otros. La sexualidad no se restringe a los actos sexuales, sin embargo, encuentra en estos un modelo de relación promocionada y deseada por la mayoría de las personas.
Es necesario comprender que una relación sexual es un acto psico-socio-fisiológico y por lo tanto debemos considerarlo como algo que necesita una serie de condiciones para ser saludable para las personas.
Un acto sexual saludable es aquel que nos permite a cada uno sentirnos bien física, psíquica y socialmente. Es un acto que cada individuo sabe o va aprendiendo a disfrutar. Se puede tener más habilidades para el sexo o menos pero debemos comprender que esas habilidades se pueden desarrollar para que siempre sea una situación placentera.
Debemos remarcar, sin embargo, que las mejores actitudes y aptitudes para disfrutar una relación dependen de los mecanismos comunicativos y no de las habilidades sexuales en si mismo. En otras palabras, y como ejemplo, saber donde esta el clítoris no es lo que produce el orgasmo en el 100 % de los casos, sino la capacidad de poder comunicar la mejor forma, la forma personal de satisfacer al otro con el clítoris.
Por ello, debemos comprender que la erección, la lubricación, siendo muy importantes para la consecución del acto sexual, no son los elementos únicos y suficientes para que una relación sexual, sea placentera.
Las tres claves son las siguientes:
a- el conocimiento: que incluye la información sexual, como también el auto-conocimiento. Es decir, cada uno debe aprender sobre su cuerpo, saber como son sus genitales, saber sus reacciones, aprender a escuchar la forma que su cuerpo pide, habla, dice, espera. Es un proceso que comienza en la niñez pero que permanentemente debemos hacer. Descubrir, conocer, comprender y escuchar nuestro cuerpo es el primer elemento clave para una buena relación sexual
b- la comunicación: la comunicación es mucho más que decir palabras, es la capacidad de expresar ideas, emociones, sentimientos, miedos, dudas, deseos con todo nuestro ser. Se utiliza las palabras, se muestra en los gestos, se aprecia en los silencios y al revés también. Ser comunicativos no es hablar mucho sino desarrollar la capacidad de escuchar lo que el otro dice sobre lo que siente, espera y desea. Es desarrollar todo lo necesario para que se construya un espacio de tranquilidad, de placer y de interrelación
c- el momento: compartir un momento no es una cuestión de tiempo. Un momento lo defino como la mínima unidad de intimidad compartida. Eso exige cierto tiempo, obviamente, pero sobre todo una gran disposición y la capacidad de desnudarse. Aclarando que esto no es un strip-tease erótico (aunque bien pueda ayudar tantas veces). Desnudarse es la capacidad de dejar que nuestra piel se encuentre con otra piel a través de nuestros sentidos.
Estos tres elementos permiten una mayor capacidad de goce en la mayoría de las parejas. Ahora bien como ustedes podrían preguntarse: ¿esto iría en contra de las relaciones pasajeras? No necesariamente, existen relaciones de una noche (o de una tarde o de una mañana) que son fabulosamente placenteras, sin dudas.
Lo que quiero insistir es con el hecho que la suma de estos tres elementos permitiría que, aún habiendo la mejor química en el primer encuentro, se logre superar ese primer encuentro, por más espectacular que haya sido. En otros términos, la intimidad puede favorecer el desarrollo del placer sexual, sin dudas.
El uso de las fantasías como elemento complementarios, la búsqueda de los juegos sexuales, la utilización de juguetes eróticos son algunos elementos complementarios que pueden ser de mucha utilidad para las parejas, siempre y cuando funcionen esos tres pilares que permiten descubrir siempre nuevas sendas para avanzar en el disfrutar, en el placer y en la felicidad de cada uno y de cada una.