martes, diciembre 24, 2013

Saludos

Buena época para saludar. Hacerlo al pasar, hacerlo con tiempo. Hacerlo por inercia, hacerlo por motivación, hacerlo por interés, hacerlo por conveniencia. Hacerlo porque creemos, porque queda bien. Hacerlo por emoción, hacerlo por nostalgia de otra época. Hacerlo por protocolo, hacerlo por convicción. En esta época se saluda. Casi como regla, podríamos decir. Todos y todas saludamos a alguien o entramos en esa lógica. Un gesto simple al que ponemos, en dosis variadas, un poco de entusiasmo y, en varias ocasiones, un sentimiento más que profundo.

Será, tal vez, porque el saludar es algo contagioso, como otras cosas. Esto es una simple maravilla. El ser humano puede todavía contagiar, en ocasiones, cosas simples, sencillas y agradables. Quizás es una evidencia que nos debe alegrar. Allí hay esperanza. Si, como especie, y a pesar de ser tanta violencia que generamos, tanta desazón que producimos, tanta desolación que gestamos, aún somos capaces de contagiar un poco de alegría, de crear espacios donde el saludo puede aparecer de manera espontánea, quizás, podemos decir, sin sombra de dudas, que hay esperanza.

Así que celebremos que aún somos capaces de saludar, de saludar a quien cruzamos, a quien nos saluda, a quien queremos y aún sin cruzarlos a quien sentimos como propios de nuestra vida. Confiemos entonces que “no todo está perdido”. Somos seres humanos, carajo, seres invitados a crear felicidad, sembrar esperanza y compartir alegrías. Hoy, a pesar de todo, tal vez podamos intentarlo nuevamente. 

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